Al escribir este testimonio, me inspira el más sincero deseo de dar a la Ciencia Cristiana [Christian SciencePronunciado Crischan Sáiens.] el reconocimiento cabal por las innumerables bendiciones que se han manifestado en mi vida desde que comencé el estudio del libro de texto, “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras”, por Mary Baker Eddy. No fue debido a las dificultades físicas que llegué a esta Ciencia sino porque me pareció una religión lógica. A medida que continuaba con mi estudio, se hizo aparente que mi pensamiento estaba experimentando un cambio en cuanto a las experiencias diarias que me confrontaban. Me era natural al principio del día tornarme a Dios con gratitud por Su bondad y darle gracias por Su guía en toda actividad que glorificaría a Dios al servir a mi prójimo. El trabajo ya no era una tarea pesada y fatigosa para mí, mas era una actividad llena de alegría.
Muy pronto me sentí inspirada a unirme como miembro a La Iglesia Madre y a una iglesia filial. El participar en las actividades de la iglesia filial, sirviendo en comités y otros puestos me preparó para el gran privilegio de recibir instrucción primaria en la Ciencia Cristiana [Christian Science], y esta experiencia se desarrolló armoniosamente en todos sus detalles y continúa siendo una constante fuente de fortaleza que me permite sobreponerme a las dificultades.
En cierta ocasión al entrar en la habitación de mi pequeño hijo para vestirlo, lo hallé paralizado de la cintura hacia los pies. Me invadió una gran sensación de temor, de modo que llamé a una practicista de la Ciencia Cristiana. Ella me aseguró que Dios no era el autor de la discordancia y el temor, y que la actividad del hombre verdadero proviene de Dios, de modo que es constante. Con esto comencé a reconocer a fondo la totalidad de Dios a tal punto que una sensación de paz disipó el temor. En menos de cuarenta y ocho horas todo rastro de parálisis había desaparecido.
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