Incesante gratitud a Dios por las enseñanzas de la Ciencia Cristiana y por Mary Baker Eddy, me impulsa a escribir este testimonio de una curación que tuvo lugar varios años atrás. Estaba yo sufriendo de desarreglos funcionales por un tiempo, acompañados de síntomas alarmantes. Un consagrado practicista de la Ciencia Cristiana me estaba tratando. A raíz de un accidente que me ocurrió donde trabajaba, perdí el conocimiento. Mis compañeras de trabajo me llevaron al salón del médico. Al examinarme, el médico me dijo que tenía que sufrir una operación rápida de un fibroma. Al oir esta sentencia injusta me recordé del verso bíblico: “¡Ay de los profetas insensatos, que andan en pos de su propio espíritu, y nada han visto!” (Ezequiel 13:3).
Llamé al practicista y continuamos orando como se nos enseña en la Ciencia Cristiana
Christian Science: Pronunciado Crischan Sáiens., sabiendo que hay un solo Dios y que Su creación es perfecta y que una creencia material de discordia no podía anular la verdad espiritual de mi ser. Un pasaje del libro de texto, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mrs. Eddy, que me impresionó y que estudié y sobre el cual oré, fue: “Las substancias materiales o formaciones terrestres, los cálculos astronómicos y todos los pormenores de las teorías especulativas, basadas en la hipótesis de leyes materiales o de vida e inteligencia residentes en la materia, se desvanecerán finalmente, absorbidos en el cálculo infinito del Espíritu” (pág. 209).
Pronto el estado mental erróneo cedió a un concepto más elevado de mi ser verdadero y de todos los hombres, y con esta renovación o cambio mental la curación tuvo lugar.
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