Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

Dominando el magnetismo animal en la curación

Del número de enero de 1971 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Recuerdo un caso difícil del que me hice cargo en mis primeros días de práctica de la Ciencia Cristiana
Christian Science: Pronunciado Crischan Sáiens., con todo ese maravilloso valor e inspiración que tan a menudo caracterizan esos emocionantes días en la obra sanadora, espíritu que jamás debiéramos perder.

Este caso no cedía como yo esperaba. Un día, sintiendo la necesidad de mayor iluminación, llamé a mi madre, que era practicista de experiencia en la Ciencia Cristiana, y le hablé del caso de manera impersonal. Su respuesta inmediata fue: “¿Has dominado el magnetismo animal en relación con el caso?” Le contesté que no había pensado en hacerlo de manera específica. “Bueno”, respondió, “deja por esta noche de dominar la pretensión y sus síntomas y en cambio maneja a fondo el magnetismo animal con toda su influencia en el caso”.

Me dije: “He pasado días esforzándome por dominar el efecto de esta creencia material del magnetismo animal. ¿Qué más debería estar haciendo?” Entonces vivamente me vino al pensamiento: “Claro, esto es exactamente lo que he estado haciendo — dominando el efecto de algo, pero no dominando el algo mismo”.

Percibí con gran claridad que el error subyacente en cada caso de enfermedad física es el mesmerismo que nos hace aceptar, consciente o inconscientemente, la creencia básica de que la materia o lo físico es el fundamento de la vida. Al manejar solamente la pretensión de la enfermedad misma y sus síntomas, y aun las leyes mortales basadas en ella, sólo estamos podando las ramas o efectos de este error básico, dejando intacta la creencia de la causa que subyace por siglos. El magnetismo animal es el antípoda humano u opuesto de la Ciencia divina de toda curación. Necesita ser reducido a su nada mediante tratamiento específico.

Esa noche comencé a manejar el error básico llamado magnetismo animal, con todas sus ramificaciones. Primero, trabajando con la dirección de Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, percibí que “el magnetismo animal no tiene base científica, porque Dios gobierna todo lo que es real, armonioso y eterno, y Su poder no es animal ni humano” (pág. 102). Comprendí que, en consecuencia, nada que proceda de la creencia en el magnetismo animal puede tener tampoco base alguna. Era evidente que nada sino el magnetismo animal era el que estaba presentando el cuadro de una persona enferma que necesitaba tratamiento, y perturbando al paciente y a sus familiares con sugestiones de dolor y temor, y aun tratando de engañar al practicista con la sugestión de que el caso aún no había sido refutado por la Verdad. Éste no era sino un solo error inflado y no un gran número de errores que necesitaban ser dominados. Era evidente que esta creencia en el magnetismo animal no tenía ni una sola cualidad de la Verdad.

Repentinamente sentí el poder de la Verdad en acción. La paciente también lo sintió y en poco tiempo estuvo libre. El dominio específico sobre el magnetismo animal liberó el poder de la Verdad para demostrar su supremacía en el tratamiento.

Esto no quiere decir que no haya innumerables casos de curaciones decisivas que se están efectuando casi sin esfuerzo mental cuando no se les opone resistencia. Por cierto que alguien puede preguntar: “¿ Por qué tenemos que dominar el magnetismo animal en modo alguno?” Porque el magnetismo animal es una creencia tan promotora de la materia y de la creación material, que no puede soportar ninguna verdad que revele que la creación está exclusivamente en el Espíritu y procede de él. El magnetismo animal asume dos papeles específicos engañosos: o bien se presenta como materia substancial, origen material, materia orgánica, corporalidad, o se esconde como sutil resistencia mental al Espíritu y a todo lo espiritual. Quisiera argumentar contra los resultados mismos que anhelamos. Tenemos que ver a través de su sutileza y destruir sus efectos.

Si una persona no responde al tratamiento — al poder del Cristo, la Verdad, que estamos abrigando en su favor — no podemos pasar por alto la pretensión de una influencia obstructiva. Esta obstrucción, la enemistad de la mente carnal contra Dios y contra la ley divina de la curación por el Cristo que opera en nuestro movimiento, necesita que se la vea y trate específicamente.

A menudo tenemos que tratar de manera específica el odio contra la Verdad y su reveladora, antes de que la curación física se manifieste plenamente. Esta forma particular del error es uno de los intentos más sutiles de la mente carnal para obstruir la gloria plena de la curación física en nuestro movimiento hoy en día, y quisiera engañar aun a los mismos escogidos.

No es sorprendente que la curación espiritual sea el punto hacia el cual el magnetismo animal dirige su ataque contra nuestra religión. Nuestra querida Guía, Mrs. Eddy, escribe: “En diversas épocas, la idea divina toma diferentes formas, de acuerdo con las necesidades de la humanidad. En esta época toma, más inteligentemente que nunca, la forma de la curación cristiana” (Miscellaneous Writings — Escritos Misceláneos, pág. 370). Es por eso que es tan necesario que percibamos con la mayor claridad el ataque de la mente carnal contra nuestro trabajo de curación y que lo manejemos con la mayor dedicación.

Sabemos que la revelación de la Verdad dada por nuestra Guía, significa la completa destrucción del magnetismo animal en todas sus formas. Pero el magnetismo animal, simbolizado desde el comienzo como la serpiente, todavía trata de morder el calcañar de la mujer, su destructora, porque su supuesto sutil instinto le dice que la mujer, la idea espiritual del Amor, quebrará su cabeza, destruirá totalmente su llamada inteligencia. Por consiguiente, tomando en cuenta que Mrs. Eddy representó la idea divina, es esencial, como parte de nuestro dominio sobre el magnetismo animal que opera contra la Verdad sanadora misma, que enfrentemos la mala práctica contra Mrs. Eddy. Estoy plenamente convencida de que el destacar más el nombre y lugar de Mrs. Eddy en la línea del frente de nuestra práctica, y el enfrentar la resistencia del mundo contra su misión divina, hará más para facilitar una buena y rápida curación que cualquier otra cosa.

He aquí un ejemplo: Conozco a una mujer que sanó de artritis aguda que la mantuvo inválida, incapaz de caminar, durante varios meses. La practicista había estado orando para que ninguna fase del magnetismo animal pudiera ocultarle lo que necesitaba ser dominado. Sintió que debía ofrecer a la mujer uno de los libros de la serie intitulada We Knew Mary Baker Eddy (Nosotros conocimos a Mary Baker Eddy), pero su ofrecimiento recibió un cortante rechazo: “No, gracias”, dijo la paciente. “No quiero oir nada de Mrs. Eddy como persona”.

Esto de inmediato le indicó a la practicista la resistencia que había estado enfrentando el tratamiento de la Ciencia Cristiana. Sin embargo, conversaron por casi una hora acerca de Mrs. Eddy, y cuando la practicista se levantó para irse, la paciente la acompañó caminando hasta la puerta. Dentro de una semana salió de compras. La curación fue completa y permanente.

Esta mujer había amado sinceramente el mensaje que contiene nuestro libro de texto, pero jamás había amado al mensajero. Fue necesario dominar esta resistencia al mensajero para disolver la dureza en su pensamiento que había retrasado la curación por tanto tiempo.

El magnetismo animal es, en creencia, un actor de lo más versátil. Se presentará bajo disfraces increíbles para desviar el pensamiento del tema principal. Puede hacerse pasar no sólo por la propia inquietud del paciente, sino también como presión ejercida por atemorizados familiares, o como irritación oculta en el que tiene que cuidar al paciente.

En realidad, todas estas manifestaciones no son personas o circunstancias difíciles, sino magnetismo animal oculto, artimañas mentales para desviar la dirección del poder sanador del Cristo, la Verdad, e impedir así que éste llegue al paciente. Nuestra Guía nos da esta útil declaración en su Message to The Mother Church for 1901 (Mensaje a La Iglesia Madre para 1901, pág. 20): “La gente puede escuchar complacientemente la sugestión de la mentira inaudible, ignorando qué los está perjudicando o que están perjudicados”. Y luego afirma con certeza: “Este veneno mental no podría desconcertar, confundir o extraviar la consciencia, física, moral o espiritualmente, si el individuo supiera qué está operando y el poder que él tiene sobre ello”.

Una cosa es importante: Los practicistas y enfermeras de la Ciencia Cristiana jamás debieran dejarse impacientar por estas formas ambientales del magnetismo animal, por muy difíciles que sean. Muchas veces la actitud del paciente hacia estas mismas dificultades puede capacitar al practicista a percibir las causas mentales subyacentes del problema físico. Entonces puede, desapasionada y compasivamente dominar precisamente aquello que necesita ser dominado, sin tener en cuenta las exigencias adicionales que lo obligarán a ser más específico y esmerado en la aplicación de la Verdad y el Amor.

Es interesante notar que cuando Jesús fue a sanar a la hija de Jairo no le dijo a la niña que se levantara antes de haberse él mismo enfrentado a fondo con los argumentos acumulativos del magnetismo animal circunstantes del caso. Según la versión inglesa de la Biblia, King James (Lucas 8:54), vemos que “los hizo salir a todos”. De allí que lo primero que tiene que hacer el practicista es silenciar los argumentos intrusos a fin de que la voz callada y suave del tratamiento científico y la del Amor divino puedan ser oídas claramente por aquel que necesita ser resucitado.

Es importante notar que nuestro Maestro fue a visitar a éste y a muchos otros pacientes en su ministerio sanador. No se le debiera permitir jamás al magnetismo animal engañar al practicista haciéndole creer que no hay necesidad de visitar ciertos casos cuando, para la protección del paciente y de nuestra Causa, sea necesario que dé esta prueba manifiesta de atención profesional. Puede ser que el practicista necesite observar la seriedad relativa de las presiones de la mente mortal contra el caso y estar atento a cualquier requisito especial de atención humana. Es posible que hasta necesite despertar al paciente con la voz audible de la Verdad. Muchos pacientes al sentir el amor que movió al practicista a visitarlos se predispusieron mejor para la curación.

Nunca debiéramos hacerle el juego al magnetismo animal dejando de dar a un caso la total atención espiritual que necesita, sobre todo si el paciente no está mejorando. Jamás debiera permitirse que el pensamiento del paciente se atemorice o desaliente si tiene la sensación de que su caso no es comprendido. En tal situación el magnetismo animal podría persuadir al paciente de que necesita un diagnóstico médico. En realidad, tales sugestiones son mala práctica proyectada contra el poder del Cristo sanador, y de ninguna manera los pensamientos del paciente. El Cristo es el sanador perfectamente adecuado y, como Jesús nos lo mostró, “la mentira” y el “mentiroso” son términos suficientemente específicos para desafiar y vencer toda enfermedad.

He mencionado en este artículo algunas de las sutilezas del magnetismo animal que tratarían de impedir las maravillosas curaciones que es capaz de realizar nuestra querida Iglesia. Cuando estas sutilezas del magnetismo animal son desafiadas instantánea y enteramente, pierden su aparente poder.

Sigamos entonces adelante, sabiendo con certeza divina que aun cuando la mentira material trate de hacer la guerra a la idea espiritual de la curación, sólo nos puede impulsar a todos a elevarnos a la altura total de la demostración, destruyendo cada argumento que quisiera oponerse a nuestro conocimiento de Dios. Así podremos demostrar al mundo el total efecto físico de la curación por el Cristo que se está realizando en todas partes por medio del poder de la Ciencia Cristiana.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / enero de 1971

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.