Recuerdo un caso difícil del que me hice cargo en mis primeros días de práctica de la Ciencia Cristiana, con todo ese maravilloso valor e inspiración que tan a menudo caracterizan esos emocionantes días en la obra sanadora, espíritu que jamás debiéramos perder.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!