Recuerdo un caso difícil del que me hice cargo en mis primeros días de práctica de la Ciencia Cristiana
Christian Science: Pronunciado Crischan Sáiens., con todo ese maravilloso valor e inspiración que tan a menudo caracterizan esos emocionantes días en la obra sanadora, espíritu que jamás debiéramos perder.
Este caso no cedía como yo esperaba. Un día, sintiendo la necesidad de mayor iluminación, llamé a mi madre, que era practicista de experiencia en la Ciencia Cristiana, y le hablé del caso de manera impersonal. Su respuesta inmediata fue: “¿Has dominado el magnetismo animal en relación con el caso?” Le contesté que no había pensado en hacerlo de manera específica. “Bueno”, respondió, “deja por esta noche de dominar la pretensión y sus síntomas y en cambio maneja a fondo el magnetismo animal con toda su influencia en el caso”.
Me dije: “He pasado días esforzándome por dominar el efecto de esta creencia material del magnetismo animal. ¿Qué más debería estar haciendo?” Entonces vivamente me vino al pensamiento: “Claro, esto es exactamente lo que he estado haciendo — dominando el efecto de algo, pero no dominando el algo mismo”.
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