Mrs. Eddy aconseja al que desea practicar Ciencia Cristiana que la practique con energía. Nos dice: “Insistid con vehemencia en la gran verdad, que es la realidad básica, de que Dios, el Espíritu, es todo, y que fuera de El no hay otro” (Ciencia y Salud, pág. 421).
Una parte esencial de esta práctica consiste en reprender el mal, el cual, en la Ciencia Cristiana, se considera siempre como error. Para reprender el error eficazmente tenemos que impersonalizarlo siempre; sin embargo, como el error parece manifestarse como personas y a través de ellas, generalmente le es difícil al que empieza el estudio de Ciencia Cristiana comprender esta condenación impersonal. Este método de reprensión, correctamente aplicado, tiene un solo propósito — el de echar fuera el error en sus diversas fases de manera que la curación pueda obtenerse por medio de una comprensión más clara de la verdad. La curación en la Ciencia Cristiana se basa sobre la verdad absoluta de que a la vista de Dios no existe ni pecado ni pecador.
Cristo Jesús caracterizó al diablo, o el mal, como “mentiroso, y padre de mentira” (Juan 8:44). Así que cualquier suposición de carencia — sea de salud, provisión, compañerismo, empleo o propósito justo — no es sino una mentira respecto a la verdad del perfecto cuidado de Dios y Su constante provisión. Una creencia falsa podría argumentar el deterioro de las facultades, como por ejemplo, de la vista o del oído, pero esto es en realidad una mentira respecto a la gran verdad de la perfecta y armoniosa actividad de Dios, el Alma infinita.
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