A Robertito y a Susanita les gustaba escuchar la historia de Daniel cuando fue echado en el foso de los leones. La habían escuchado tantas veces que ya sabían muchas partes de memoria.
Un domingo por la mañana, en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana, la estaban representando y Robertito dijo: — Yo seré Daniel, y tú, Susanita, serás el rey.
Susanita estuvo de acuerdo y como estaba haciendo el papel del rey, inmediatamente empezó a dar órdenes.
— Daniel tú debes adorarme a mí solamente. Y si te sorprendo orándole a tu Dios, te echaré en el foso de los leones.
Robertito, haciendo el papel de Daniel y dándose vuelta en su silla, empezó a orar a su Padre celestial.
Por unos momentos, Susanita escuchó lo que él decía y luegó le ordenó: — Oh, Daniel, has desobedecido al rey. Ahora tendrás que entrar en el foso de los leones y éstos te comerán.
Robertito hizo como que entraba en el foso con los hambrientos leones y gruñó y ronroneó. Luego empezó a hablar con los leones de la manera que Daniel pudo haberlo hecho.
— Leoncitos buenos, ustedes son muy buenos y no quieren comerme. Dios me ama y yo no he hecho nada malo. Él los ama a ustedes también.
Después de unos minutos de silencio, Susanita dijo en alta voz: — Daniel, Oh, Daniel, ¿estás a salvo? ¿Te ha salvado tu Dios?
Robertito le contestó: — Sí, Oh, rey, mi Dios me ha salvado.
Entonces Susanita dijo: — Muy bien, Daniel. Yo también adoraré a tu Dios.
La maestra los abrazó y les dijo: — Es una bella historia. Gracias por representarla.
Robertito parecía estar confuso y preguntó: —¿Por qué los leones no se comieron a Daniel? ¿No tenían hambre?
Entonces la maestra le dio una Biblia a Susanita y a Robertito un ejemplar del libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud por Mrs. Eddy.
Con muy poca ayuda de su maestra, Susanita encontró en la Biblia la historia de Daniel cuando fue echado en el foso de los leones.
La maestra leyó la parte donde Daniel le dice al rey que él está a salvo. “Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen daño” (Daniel 6:22).
La maestra le dijo a Robertito que Daniel no había dicho que los leones no tenían hambre, sino que Dios había enviado un ángel para cerrarles la boca. — Tenemos que saber qué es un ángel — dijo la maestra. — Así que, Robertito, abre Ciencia y Salud en la página 299.
Cuando Robertito encontró la página, los dos niños se acercaron a su maestra mientras ella les leía: “Los ángeles son representantes de Dios”.
Luego, ella les dijo: — Como ven, fue el Cristo, la idea espiritual o representante de Dios lo que ayudó a Daniel. El Cristo es el mensaje divino de Dios que viene a sacarnos de dificultades.
— Por supuesto, la historia de Daniel fue escrita muchos años antes de la época de Cristo Jesús, y Daniel no usó la palabra “Cristo”. Sino que dijo que era un ángel enviado por Dios. En realidad Daniel hablaba del poder protector y sanador de Dios. Escuchen atentamente para que vean cómo define Mrs. Eddy al Cristo en el libro de texto:
“A través de todas las generaciones, tanto antes como después de la era cristiana, el Cristo, como la idea espiritual, — el reflejo de Dios, — ha venido con cierta medida de poder y de gracia a todos los que estaban preparados para recibir a este Cristo, o sea la Verdad” (Ciencia y Salud, pág. 333).
—¿Recuerdan cómo Daniel oró a su Dios aun cuando el rey le dijo que no lo hiciera? — preguntó la maestra. — Esto quiere decir que Daniel creía en su Dios y que estaba preparado para recibir al Cristo.
Susanita dijo: —¡ Por eso era que Daniel estaba tan preparado para recibir al Cristo¡ Porque él oró a Dios aun cuando el rey se lo prohibió.
Robertito estuvo de acuerdo y dijo: —Él fue muy valiente.
— Sí— dijo la maestra — y fue el Cristo quien lo protegió y cerró la boca de los leones a pesar de que estaban hambrientos.
    