Hay personas que creen que la Ciencia Cristiana es otra de las fantasías de hoy en día, cuando en realidad es la Verdad absoluta y puede ser demostrada como tal. Tiene sus reglas y es tan infalible como la ley de las matemáticas. Cuando se aplica correctamente no falla. Mrs. Eddy define claramente esta Ciencia en la primera página de su libro Rudimentos de la Ciencia Divina “como la ley de Dios, la ley del bien, que interpreta y demuestra el Principio divino y la regla de la armonía universal”.
La música ilustra cuán importante es la armonía. Supongamos que en una orquesta sinfónica cada músico tocara su instrumento a su antojo, sin permitir que el director condujera. ¿Qué resultaría? Caos, confusión, desarmonía. Esto es precisamente lo que hacemos cuando pensamos que somos mortales; creemos que poseemos una mente propia que podemos utilizar a nuestro antojo. No nos damos cuenta de que sólo existe una Mente, la divina, y que si permitimos que esta Mente divina nos guíe y gobierne, gozaremos de verdadera armonía.
Esta ilustración, junto con la definición acerca de la Ciencia Cristiana arriba mencionada, me ayudó a obtener mi curación de un severo ataque de influenza. También me dio un sincero deseo de aprender más cada día acerca de la maravillosa ley de Dios.
Mrs. Eddy nos dice en la página 390 de Ciencia y Salud: “Es nuestra ignorancia de Dios, el Principio divino, lo que produce la discordancia aparente, y el entendimiento correcto de Él restaura la armonía”. Para obtener paz y armonía la humanidad tiene que comprender que Dios no es un ser humano amplificado como creen los mortales. Dios es Amor, Espíritu infinito. Él es la fuente de toda sabiduría y justicia, el creador de todo lo que existe, el bien supremo. Dios no conoce el mal, ni lo ha creado. La Biblia nos lo dice en Habacuc (1: 13): “Muy limpio eres de ojos para ver el mal”.
¿Cómo, entonces, es posible que un Dios que no conoce el mal, que es todo sabiduría y amor, pueda haber creado un hombre humano malo, cruel e imperfecto? ¿Cómo puede un Dios que es todo bondad imponer a Sus hijos el pecado, la enfermedad y la muerte? El acusar a Dios de ser el autor de un hombre mortal es la causa de todos los sufrimientos humanos. Dios no es el autor de tal hombre; Dios, el bien, es omnipotente, o sea, es todo poder, por lo tanto no puede existir ningún otro poder. Este conocimiento de la Verdad nos liberará de la creencia errónea y de los sufrimientos que de ella resultan.
En mi juventud sufrí mucho por creer que Dios era un ser humano, severo y autoritario. Finalmente, por medio del estudio de Ciencia Cristiana, pude comprender que el Dios que instintivamente anhelaba, existía. Él era mi verdadero Padre. Aquél que continuamente guía, gobierna y proteje Su grandiosa creación con leyes armoniosas y eternas. La comprensión de esto fue un gran regocijo para mí y eliminó mi sufrimiento.
Los sentidos físicos son la causa del estado de confusión y desarmonía que experimenta la humanidad. Con sus falsos argumentos mesmeriza a los mortales haciéndoles creer que existe un poder aparte de Dios y que ese poder puede ofrecerles muchos placeres materiales. En realidad lo único que puede ofrecer es un hombre carnal que nace, sufre y muere, volviendo luego a ser el polvo del que fue creado. Éste es el mismo tal llamado poder que trató de tentar a Jesús (véase Mateo 4), pero él lo resistió y así tenemos nosotros que hacerlo. Esta creencia adámica y satánica es falsa, no tiene base ni Principio. Como Jesús nos lo dice en el Evangelio de San Juan (8:44): “Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira”.
No es difícil volverse de las mentiras de los sentidos físicos a la ley del Espíritu, Dios, pero esto requiere continua vigilancia de nuestros pensamientos por medio de la oración persistente. Para el Científico Cristiano la verdadera oración significa cerrar sus pensamientos a los argumentos de los sentidos materiales resistiéndose a creer en nada tan contrario a Dios, a Su Ley, y tratar de escuchar la voz callada y suave que nos es perceptible únicamente cuando los sentidos materiales están callados.
Aprender a percibir la ley de Dios es como aprender una lengua nueva. Si nos encontramos en un país donde se habla un idioma diferente al nuestro, tenemos que estudiar ese idioma para poder expresarnos, entender lo que se nos dice y demostrar lo que sabemos. Para comprender la Ciencia Cristiana, que es espiritual, Mrs. Eddy nos ha dado el libro Ciencia y Salud. Este libro, como una llave, nos revela los ricos tesoros de la Biblia y nos ayuda a interpretarlos. Gradualmente nos enseña a comprender el lenguaje del Espíritu, a captar el verdadero significado de las palabras que Jesús habló, y a demostrar “con las señales que las acompañan”Según la Biblia inglesa King James (Marcos 16:20) que comprendemos su significado. Estas señales son la curación de cualquier discordancia, bien sea física, moral o financiera.
“La Verdad, la Vida y el Amor son una ley de aniquilación para todo lo que sea su desemejanza, porque no proclaman sino a Dios” leemos en Ciencia y Salud (pág. 243). Cuando la Verdad entra en nuestra consciencia, destruye a su opuesto, el error; la Vida destruye a su opuesto, la muerte; el Amor destruye a su opuesto, el odio. De esta manera, corrigiendo lo falso con lo verdadero despojamos al error de su aparente poder o presencia y llegamos al conocimiento de nuestra paz y armonía otorgadas por Dios.
Apliquemos, entonces, esta ley perfecta de Dios. Hagamos todo lo posible para así poder interpretar y demostrar el Principio divino de la armonía universal. Por medio de la comprensión de esta maravillosa ley, los enfermos se curan, los pecadores se reforman. La obediencia a ella nos trae libertad, gozo, felicidad, armonía y paz. ¡ Que importante es aprender esta maravillosa ley del Amor que nos concede tan dulce recompensa!