Un cojo de nacimiento pedía limosna diariamente a la puerta del templo de Jerusalén. Dos hombres vinieron a orar, y el cojo pordiosero pidió limosna.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!