¿Cómo podemos estar siempre en oración, cuando tenemos que atender a nuestra familia y nuestros hogares; cuando tenemos que trabajar, colaborar en la iglesia, estudiar y hacer tantas otras cosas? A simple vista, parecería imposible. No obstante, hay una manera, y se puede resumir en una sola palabra: ¡amando! Sí, amando a Dios, que es Amor divino, y amando al hombre, el representante de Dios.
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