Jesús realizó grandes obras y enseñó a sus seguidores muchas cosas. Les habló de la relación que tenemos con Dios. Les dijo que somos los hijos e hijas de Dios y que somos importantes para Él. Les habló del amor que nuestro divino Padre tiene por cada uno de nosotros. Y también les enseñó lo que debemos hacer para ser sanos y felices.
En una ocasión, Jesús subió a un monte para hablar a una gran multitud. Se sentó y comenzó a decirles:
• Felices los que desean de todo corazón conocer mejor a Dios, porque de ellos es el reino de los cielos.
• Felices los que están tristes, porque serán consolados.
• Felices los que tienen un corazón humilde, porque recibirán el bien que Dios les ha prometido.
• Felices los que desean de todo corazón que se haga justicia, porque sus deseos serán satisfechos.
• Felices los que son compasivos con los demás, porque Dios tendrá compasión de ellos.
• Felices los de limpio corazón, porque verán a Dios.
• Felices los que buscan la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Después los alentó diciendo:
“Ustedes son la sal de la tierra”. O sea, Dios nos da la capacidad de preservar la tierra y traer vitalidad al mundo. Jesús dijo que nunca dejemos de estar alertas y de orar para que esa sal no pierda su sabor. Entonces, nuestra energía, inteligencia y deseo sincero de conocer mejor a Dios, impulsará a los demás a hacer lo mismo.
“Ustedes son la luz del mundo”. Así como una ciudad que está en lo alto de un monte no se puede esconder, tampoco vamos a encender una luz para ponerla debajo de la mesa, sino que la ponemos bien alto para que alumbre a todos los que están en la casa. Los que se esfuerzan por hacer el bien, dejan que su luz resplandezca delante de los demás, así ellos verán todas las cosas buenas que hay a su alrededor y glorificarán a nuestro Padre-Madre Dios que está en los cielos.
No permitamos que nuestra luz deje de brillar. Cuanto más brille nuestra luz, a través de nuestras buenas acciones, más bendiciones recibiremos, no sólo nosotros aquí en casa, sino todo el mundo.
Estas enseñanzas de Cristo Jesús son las Bienaventuranzas y se conocen como “El Sermón del Monte”.
El Sermón del Monte se encuentra en la Biblia, en Mateo, capítulos 5, 6 y 7.
