Una mañana muy tempranito, papá y mamá llevaron a pasear por el vecindario a Tobi, nuestro perro. Era un día de sol precioso y mucha gente ya estaba saliendo para ir a trabajar. Pasaron primero por la plaza cerca de casa y después siguieron caminando tranquilamente por el barrio. De pronto, vieron caído en la vereda un pequeño gorrión, muy pero muy quietito. Se veía que no podía caminar ni volar, y estaba calladito.
—Llevémoslo a casa —sugirió mamá. Entonces papá lo tomó en la palma de la mano y lo protegió cubriéndolo con su otra mano. Muy pronto terminaron el paseo.
Cuando llegaron a casa, papá trató de darle agua al gorrión y vieron que tenía sangre en el pico. Ellos sabían que Dios cuida de todas Sus criaturas, y que también cuidaba de este gorrión. Colocaron el pajarito sobra una servilleta en un recipiente poco profundo y lo dejaron en el jardín de invierno. Luego, como vieron que temblaba, lo llevaron al comedor, cerca de la estufa. Papá se fue a su trabajo y mamá se puso a orar por el gorrión.
¿Podría ayudarlo la oración? Seguro que sí. Ella pensó que Dios había creado bueno y sano a este pajarito y ni por un instante había estado separado del amor de Dios. Ningún daño podía haber sufrido porque Dios lo estaba portegiendo en ese mismo momento, y en Su reino no hay accidentes. Sabíamos que Dios abrazaba con Su amor a este gorrión, igual que a toda la familia.
Una hora después, el pajarito estaba saltando y revoloteando por toda la casa.
Esa tarde, cuando mamá me fue a buscar a la escuela me contó:
—Tenemos una visita muy especial. Encontramos un gorrión lastimado, lo llevamos a casa para cuidarlo, ¡y ya está bien!
—¡Qué bueno! ¡Quiero verlo! —contesté entusiasmada. Cuando llegué a casa lo vi volar alto, tocando el techo del comedor y cantando.
Nos sentamos con mamá y hablamos sobre una frase que hay en Ciencia y Salud, libro que nos ayuda a conocer mejor a Dios y nos enseña que Él ama muchísimo a toda Su creación y mantiene todo en orden: "Todas las criaturas de Dios, moviéndose en la armonía de la Ciencia, son inofensivas, útiles e indestructibles".Ciencia y Salud, pág. 514.
Al día siguiente muy temprano, papá y mamá abrieron las ventanas para que el gorrión pudiera volar afuera, libre y sano, en el aire fresco de la mañana.
