Quiero contarles por qué quiero hablar sobre este tema hoy. Un miércoles por la noche, un señor dio un testimonio de curación aquí mismo, en nuestra iglesia filial de la Ciencia Cristiana. Este hombre visita la región un par de veces al año, así que viene a esta iglesia un par de veces al año. Comentó que estaba muy preocupado porque una de sus hijas estaba gravemente enferma. Y ella sanó. Con mucha humildad terminó su testimonio con estas palabras: “Voy a estar muy agradecido cuando ya no vuelva a tener temor, pero hasta entonces estoy muy agradecido por tener la Ciencia Cristiana para manejar el temor”.
Esto me conmovió mucho. Sabemos que no debemos tener miedo. No queremos tener miedo. Así que el poder de Dios, la ley del Amor, está en operación a favor de nosotros, quitando el temor y eliminando la evidencia material, la cual es sumamente engañosa. Cristo Jesús probó esta ley del Amor, mostrándonos cómo hacerlo. “No temáis” (Juan 6:20). Esto les dijo a sus discípulos. Incluso le recomendó a un hombre, cuya hija había muerto, que no tuviera miedo. Las palabras de Jesús, antes de resucitar a la niña de los muertos, fueron: “No temas, cree solamente” (Marcos 5:36).
Pienso que es por eso que en su libro sobre la curación, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, Mary Baker Eddy, la descubridora de la Ciencia Cristiana, nos indica que debemos comenzar apaciguando el temor (véase pág. 411). ¿Cómo hacemos esto? ¿Cómo eliminamos el temor? Esa sería una tarea abrumadora si la tomáramos como una responsabilidad personal. Es el poder del Amor divino lo que elimina el temor. La Biblia nos dice: “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor [en otras palabras, el amor de Dios] echa fuera el temor” (véase 1° Juan 4:18). Si lo analizamos un poco, esto tiene mucho sentido. Sabemos que Dios es Todo, así que eso significa que el Amor divino es Todo. ¿Y esto qué implica en relación al temor? La totalidad de Dios, del Amor, nos dice que ¡el temor no existe!
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