Soy alumna de una Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana, donde aprendo acerca de la Biblia y las obras de curación de Jesús. También aprendo que Dios es el bien infinito y que Su creación es buena. Nuestros queridos maestros nos muestran que podemos aplicar lo que aprendemos en todas nuestras actividades y apoyarnos en Dios cuando enfrentamos desafíos. Como me gustan los deportes y juego para el equipo de fútbol de mi escuela secundaria, tengo muchas oportunidades de aplicar estas enseñanzas durante los entrenamientos y los partidos.
En julio del año pasado, tuve una experiencia sencilla pero inolvidable, cuando pasé dos semanas en un campamento de verano de la Ciencia Cristiana en Estados Unidos.
En estos campamentos, podemos compartir con nuestros amigos lo que aprendemos en la Escuela Dominical. Los consejeros del campamento nos ayudan a reconocer que Dios está siempre presente, y esto nos hace sentir seguros y en paz en todas nuestras actividades diarias.
Después de mi casa, ¡el campamento es el lugar donde más me gusta estar! Allí, tenemos la oportunidad de superar limitaciones y crecer espiritualmente, libres de temores y de la inseguridad. Además realizamos actividades en parques, participamos en aventuras y juegos, y practicamos deportes, como son los partidos de fútbol.
Durante uno de esos partidos, choqué contra otro jugador, me caí al suelo y sentí mucho dolor en el pie. En situaciones como estas yo solía primero llorar y comprobar si me había lesionado, y después orar. Pero esta vez me sentí inmediatamente reconfortada por los pensamientos de amor de todo el grupo. Mis consejeros, quienes son Científicos Cristianos jóvenes, rápidamente declararon en voz alta que el Amor divino, Dios, estaba presente en ese mismo momento, y que solo podía estar todo bien. También afirmaron que, como era una actividad por la cual expresamos las cualidades de nuestro Padre-Madre Dios, porque somos Sus hijos, no podía haber ningún accidente que pudiera perjudicar o quitarme la alegría. Me levanté rápidamente, volví a jugar, ¡y hasta metí un gol!
Más tarde, mi mamá me recordó que Dios es “nuestro pronto auxilio en las tribulaciones” (Salmo 46:1). Reconocer este hecho no nos permite sentirnos paralizados ante el problema. La oración es acción, porque nos capacita para negar y destruir todo lo que sea contrario al bien, y para ver la omnipresencia de Dios. Con esta experiencia comprendí que nuestro primer auxilio es Dios, y que siempre podemos recurrir a Él primero.
Sé que podemos estar todos unidos en pensamientos de amor, dondequiera que estemos, porque reflejamos a Dios, el Amor omnipresente. En aquella ocasión, estar en un ambiente donde todos practican la Ciencia Cristiana y tienen el propósito de vivir en armonía con Dios, ¡hizo una diferencia muy grande para mí! Me sentí muy agradecida por saber que mis amigos estaban orando conmigo. Mi deseo es que todo el mundo experimente este abrazo afectuoso, sobre todo cuando enfrentan algún problema.
Aquí en Brasil, jóvenes estudiantes de Ciencia Cristiana crearon un grupo en WhatsApp, una aplicación que facilita el intercambio de mensajes de texto. Aunque este grupo no está disponible al público, todos aquellos que deseen formar parte del mismo pueden pedir al administrador del grupo que los agregue. Cada día alguien comparte un pensamiento con el grupo, y yo lo veo como una oportunidad para continuar “abrazando” a mis amigos y para “ser abrazada” por ellos con pensamientos de amor.
Hace poco compartí con este grupo la siguiente cita de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy: “Para aquellos que se apoyan en el infinito sostenedor, el día de hoy está lleno de bendiciones” (pág. vii). De hecho, siento que puedo apoyarme en el infinito sostenedor, el Amor divino, y sentirme siempre protegida por él. Al hacer esto me siento libre de realizar mis actividades deportivas sin temor de lesionarme.
La práctica de los deportes es una oportunidad para expresar cualidades como amor, unidad y excelencia. Al saber que reflejamos las cualidades de Dios, podemos destacarnos en cualquier actividad y estar tranquilos con la certeza de que siempre estamos a salvo en la presencia del bien.
