En general, las personas que estudian la Ciencia Cristiana sienten que la explicación que esta ofrece de las verdades bíblicas fundamentales, es la bendición más grande que han recibido en su vida: el hecho de que Dios es Espíritu, totalmente bueno, el creador de un universo espiritual, libre de pecado, y que esta es la única realidad que existe. Comprenden que no se trata simplemente de una hermosa teoría, sino que la Ciencia Cristiana puede sanar el mal de manera tangible y práctica. Así mismo encuentran que para aplicarla con perseverancia, deben asumir el extraordinario y continuo compromiso de vivir una vida centrada en el Espíritu.
Para lograrlo, Cristo Jesús es el ejemplo a seguir. Él probó la realidad de Dios sanando la enfermedad y el pecado. Aquellos que procuran seguir su instrucción de sanar como él hacía, desean saber cuál es la mejor manera de poner en práctica sus enseñanzas.
Una respuesta crucial consiste en superar la resistencia a la curación por el Cristo. Esta resistencia proviene de la creencia general de que la materia crea y controla la vida, así como del concepto teológico de que Dios creó un universo material y dio a los seres humanos la facultad de pecar. Estas percepciones erróneas están tan generalizadas, que tendemos a aceptar la ilusión de que no podemos —o no queremos— consagrarnos a una vida espiritual capaz de sanar tan naturalmente como Jesús lo hacía.
No obstante, ¡podemos despertar de esta forma de hipnotismo! Dios nos ha dado el entendimiento necesario y el deseo, impulsado por el amor, de llevar a cabo la importantísima labor de demostrar Su bondad a través de la curación. Y Dios también nos da una estructura para progresar en esta labor: la Iglesia.
Dos actividades de La Iglesia de Cristo, Científico, que no siempre se consideran cruciales para superar la resistencia a la curación espiritual, son la enfermería de la Ciencia Cristiana y el Christian Science Monitor.
Ante una enfermedad o lesión, los enfermeros de la Ciencia Cristiana brindan a los pacientes la atención apropiada que los ayuda a sentir el amor y el poder de Dios. De hecho, todos fortalecemos nuestra habilidad para sanar al ofrecer este tipo de atención cuando se presenta la ocasión. Cuando nos ocupamos con amor de cuidar de nuestra familia y amigos, manteniendo una fe inmutable en su perfección espiritual real, probamos que este sistema de atención a la salud es eficaz y accesible, ya que está al alcance de todos.
De manera similar, el Christian Science Monitor infunde la certeza de que los males del mundo pueden sanar mediante la comprensión espiritual. Al hacer frente a todo tipo de males, el Monitor informa acerca del progreso obtenido a través de la inteligencia, el valor, la honestidad, la persistencia, la bondad y la cooperación. Al diseminar un punto de vista de la humanidad científico y semejante al Cristo, el Monitor eleva el pensamiento de los lectores por encima de la desesperación que interfiere con la curación, y ayuda a desarrollar el amor universal que es esencial para que la misma se produzca.
Al expresar amor desinteresado a aquellos que nos rodean y difundir la Ciencia de la Verdad al mundo, probamos que no hay poder que resista la curación por el Cristo.