Presumo que usted está leyendo este número de El Heraldo porque su contenido le resulta útil, útil en un sentido profundamente espiritual. Confío en que encuentra que eleva el pensamiento por encima del punto de vista común del materialismo, hacia las realidades de Dios y Su verdadera creación espiritual, de la cual todos formamos parte y que Dios ha declarado desde la eternidad que es “buena en gran manera (véase Génesis 1:31).
Mary Baker Eddy sabía cuán útiles eran y debían ser sus publicaciones periódicas. En una ocasión escribió: “Los centros sistematizados de la Ciencia Cristiana son fuentes vivificantes de la verdad. Nuestras Iglesias, The Christian Science Journal y el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana, son fuentes prolíficas de poder espiritual, cuyo ánimo intelectual, moral y espiritual se siente por todo el país. Nuestra Sociedad Editora y nuestras lecciones dominicales, son de un valor inestimable para todos los investigadores de la Verdad” (Escritos Misceláneos 1883–1896, págs. 113–114).
Esto fue escrito antes de que la Sra. Eddy estableciera el Christian Science Sentinel y El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Pero ellos, conjuntamente con el Journal, también fueron establecidos para ser “fuentes vivificantes de la verdad”.
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