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Original Web

Comparte “un vaso de agua fría”

Del número de septiembre de 2022 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 6 de junio de 2022 como original para la Web.


Cuando tenemos sed, no hay nada más satisfactorio que un vaso de agua fría. Pero ¿cómo satisfaces a aquellos que quizá estén espiritualmente sedientos? Una observación en el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, por Mary Baker Eddy, responde claramente a esa pregunta cuando dice: “Millones de mentes sin prejuicios —simples buscadores de la Verdad, fatigados peregrinos, sedientos en el desierto— aguardan expectantes descanso y refrigerio. Dales un vaso de agua fría en nombre de Cristo, y jamás temas las consecuencias” (pág. 570). Otra cita en el libro aclara esto: “Dar un vaso de agua fría en nombre del Cristo es un servicio cristiano” (pág. 436). 

Las conferencias de la Ciencia Cristiana proporcionan ese vaso de refrigerio y renovación espirituales. Despiertan a los oyentes a su individualidad creada y sostenida por Dios, que es perfecta y únicamente espiritual. En el pasado había dudado en ofrecer ese “vaso de agua fría”. Pero más recientemente, se me ha asegurado que cuando oramos diligentemente y prestamos atención a la dirección de la Mente divina, podemos ser guiados a dar los pasos correctos a fin de promover el crecimiento espiritual. Y el resultado es la curación.

Hace algunos años, después de asistir a una conferencia de la Ciencia Cristiana, me fui pensando en algunas de las ideas presentadas. Me dieron un sentido de claridad acerca de mi capacidad para compartir la Ciencia Cristiana más libremente con los demás. El conferenciante transmitió la necesidad de corregir el escepticismo y las falsas percepciones sobre la Ciencia Cristiana. Comencé a ver que no es difícil ayudar a otros a conectarse directamente con Dios. Debido a que todos somos verdaderamente Su reflejo, mantenidos y sostenidos sin pausa, toda la humanidad se beneficia de esta maravillosa verdad sin medida. Por lo tanto, no hay consecuencias que temer cuando discernimos y actuamos al tener la preciosa oportunidad de ayudar a nuestro prójimo a aprender sobre la curación cristiana e incluso practicarla con eficacia.

No fue mucho después de esa conferencia que tuve la oportunidad de ofrecer ese “vaso de agua fría en nombre del Cristo”. Casualmente estaba solo cuando un amigo muy querido entró en mi oficina una tarde para hacerme algunas preguntas sobre un proyecto en el que estábamos trabajando. Después de responder a sus preguntas, comenzó a contarme lo desanimado que estaba por un grave problema de salud que enfrentaba. Los tratamientos convencionales habían fracasado. Ahora estaba en el ámbito de los tratamientos “experimentales”, pero incluso estos no funcionaban como se esperaba. 

Las conferencias de la Ciencia Cristiana son regalos de Dios que salen al mundo.

Sentí mucha compasión por él, ya que estaba procurando alguna esperanza. Él sabía que yo era Científico Cristiano, aunque conocía poco al respecto. Cuando terminó de hablar, le pedí que tomara asiento, y luego le expliqué tranquilamente que acababa de terminar de releer un libro titulado Spiritual Healing in a Scientific Age, de Robert Peel. Después de compartir brevemente algunas de las significativas curaciones que incluye este libro de personas que pasaron por necesidades apremiantes, le prometí que le enviaría un ejemplar a su casa para que él y su esposa lo leyeran juntos. Le dije que obtendrían mucha inspiración y esperanza de su lectura. 

Luego le expliqué que las personas que testifican en ese volumen se refieren a otro libro, el cual les dio las respuestas que estaban buscando, y como resultado se produjo la curación. Y agregué que tenía un ejemplar en mi oficina que me gustaría darle. Era Ciencia y Salud. (Siempre tengo a mano un ejemplar nuevo en rústica en mi oficina.)

Él aceptó agradecido el regalo y pareció estar en paz cuando lo acompañé hacia la puerta. Mientras lo despedía, de repente me di cuenta de que yo había sido completamente sanado de un problema persistente para el cual había estado recibiendo tratamiento de la Ciencia Cristiana. El problema estaba en la parte baja de la espalda, y acababa de desaparecer de inmediato. Compartir ese “vaso de agua fría” no solo le había traído consuelo a mi amigo, sino que también me había sanado. ¡Lo que bendice a uno, bendice a todos!

Esta experiencia me ayudó a comprender que a través de la Mente podemos conocer las necesidades de la comunidad, y que las conferencias de la Ciencia Cristiana se despliegan y abrazan el pensamiento preparado para recibir sus sanadores mensajes. Una conferencia puede provocar una respuesta espiritual dentro de los corazones de los pensadores receptivos. Y Ciencia y Salud promete: “Aquellos que estén preparados para la bendición que impartes darán las gracias” (pág. 570).

Una conferencia de la Ciencia Cristiana es verdaderamente una bendición. La Sra. Eddy proveyó las conferencias para presentar una clara representación de la Ciencia Cristiana al público en general. Al hacerlo, ellas ayudan a revitalizar los corazones heridos o abatidos; llevan paz a las zonas de disturbios; aseguran a esos simples buscadores el amor inquebrantable de Dios por ellos y por todos. Una conferencia es una de las numerosas maneras en que las Iglesias de Cristo, Científico, están llegando a los corazones hambrientos con el mensaje perfecto. En Isaías se señala: “Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié” (55:11).

Es importante estar alerta ante cualquier sugestión, ya sea desde adentro o desde afuera, que pueda tratar de obstruir esta actividad correcta de una conferencia de la Ciencia Cristiana o la de compartir un vaso de agua fría con los demás. La consciencia del Amor divino ciertamente puede derrocar la oposición a la Ciencia Cristiana. En lugar de entretener pensamientos y opiniones humanas, podemos ceder a la verdad espiritual y ser una transparencia para el Cristo, la Verdad. Esto prepara el camino: eliminando cualquier aparente poder o sustancia de conceptos erróneos o malas intenciones. Toda oposición a compartir la verdad del ser puede ser manejada inmediatamente al ver más allá de su nada, así como la niebla se desvanece ante la luz de un cálido rayo de sol.

Jesús dijo: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32). Conocer la verdad que libera nos hace comprender que ya somos libres, porque como hijos de Dios somos libres para siempre. Cuando una Iglesia de Cristo, Científico, presenta una conferencia al público, cada miembro de la iglesia que conoce esta verdad y lleva esa comprensión con él a la conferencia está ayudando a atraer a otros a la actividad. ¡Qué mejor manera de bendecir a nuestro prójimo y a la comunidad! Las conferencias de la Ciencia Cristiana son regalos de Dios que salen al mundo, y la sed espiritual de quienes asistan a ellas será saciada con “un vaso de agua fría en nombre del Cristo”.

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