Estaba sentado en un banco de iglesia escuchando un servicio religioso de la Ciencia Cristiana. Los asientos eran duros y había una corriente de aire, pero no me importó. Tenía 25 años y recientemente había regresado a la Ciencia Cristiana desde un mundo caótico, comportamiento inmoral y temible incertidumbre. Estaba hambriento de verdad y consuelo.
La Lección Bíblica que se leía en voz alta me estaba alimentando con perspectivas espirituales de las Escrituras y de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, por Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana. Necesitaba tanto obtener comprensión espiritual que la estaba devorando tan rápido como la compartían.
Después del servicio, me sentí limpio y alimentado por el Espíritu divino. Me encantaba estar en la iglesia. Me ofrecía la inspiración y seguridad que venían de Dios, y estaba verdaderamente agradecido. Todos fueron cordiales y amables conmigo. Pude ver que los asistentes practicaban el cristianismo en sus palabras y acciones. Pensé: “Me gustaría ser parte de esto”.
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