En las primeras páginas del capítulo “La práctica de la Ciencia Cristiana” en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, Mary Baker Eddy nos dice que debemos buscar al Cristo “como María Magdalena, desde la cumbre de la consagración devota, con el óleo de la alegría y el perfume de la gratitud, con lágrimas de arrepentimiento y con esos cabellos todos contados por el Padre” (pág. 367).
Si bien eruditos de la Biblia han llegado recientemente a la conclusión de que la María que ungió los pies de Jesús con aceite, los lavó con sus lágrimas y los secó con su cabello no era la Magdalena, he encontrado que el enfoque de la mujer es muy útil. Las cualidades que expresó pueden promover el crecimiento espiritual que conduce a la curación de cualquier persona. No comprenden una fórmula para la curación, sin embargo, la actitud de expresar gracia y arrepentimiento es algo que caracteriza muchas curaciones que he tenido, desde huesos rotos hasta desafíos financieros.
Hace varios años, noté un crecimiento cerca de mi ojo. Me daba vergüenza pero no me dolía, así que no pensé mucho ni oré mucho por ello. Pero cuando se volvió doloroso, comencé a orar más profundamente al respecto. En un viaje en automóvil de más de tres horas, escuché la Lección Bíblica de esa semana del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana varias veces. En un momento dado, cuando miré por el espejo retrovisor, noté que el crecimiento había cambiado de color y seguía siendo doloroso. Esto me dio miedo.
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