Sentirse seguros y completos es un deseo fundamental y legítimo de todos los hombres. Pero en el pensamiento humano existe el temor que un estado tal pueda a veces estar fuera del alcance de la humanidad. Podemos sobreponernos a este temor mediante la comprensión correcta que Dios y el hombre son inseparables.
Pablo estableció claramente esta relación en su epístola a los romanos en la cual dijo (Rom. 8:38, 39): “Estoy persuadido que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni poderes, ni cosas presentes, ni cosas por venir, ni lo alto, ni lo bajo, ni ninguna otra cosa creada será poderosa para separarnos del amor de Dios, que es en Cristo Jesús nuestro Señor.” La inseparabilidad existente entre Dios y el hombre es el hecho que establece la integridad del hombre. Dios es Amor, la fuente de todo el bien; de manera que el hombre creado a Su semejanza es uno con el Amor, la fuente del bien, y nada bueno o de valía le está vedado.
La Christian Science que recibe su autoridad de la Biblia enseña que en realidad el hombre está seguro y completo en todo momento. Mediante las enseñanzas de esta Ciencia aprendemos a reemplazar el concepto falso del hombre como un mortal finito, separado del bien, con el verdadero, en el cual el hombre es la idea de Dios, creado a la imagen y semejanza del Espíritu. Este hombre espiritual es inseparable de su creador, tal cual un reflejo es inseparable de su origen o fuente.
Cristo Jesús se hallaba bien enterado de la relación inseparable entre Dios y el hombre y sus consiguientes bendiciones. Por medio de la parábola del hijo pródigo hizo lo posible por abrir los ojos de los hombres a este hecho por medio de las palabras del padre al hermano mayor (Lucas 15:31): “Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas.” Si aceptamos la verdad de que todo lo que posee el Padre, Dios, pertenece también a cada uno de Sus hijos individualmente por reflejo ¡cuán reasegurante es esto y qué barrera contra el temor de la carencia! Ya que Dios hizo y lo incluye todo, nosotros somos inseparables de todo bien.
La integridad es un hecho divino eterno, un concepto espiritual y perfecto. No puede perderse ni ser revocado. La integridad caracteriza a Dios y a todo lo que El hizo. Es demostrable como el estado perpetuo del ser del hombre y no es determinado por el medio ambiente o las posesiones materiales. No somos completos por el solo hecho de poseer un hogar; tenemos un hogar porque somos completos. Ni lo somos tampoco porque gozamos de compañerismo; tenemos esto último porque somos completos. Tampoco somos completos porque nos hallamos útilmente empleados; en razón de que somos completos estamos ocupados útilmente. Y así con todo lo que poseemos. No somos completos en razón de aquello que poseemos; lo poseemos todo porque somos completos.
Parte de la respuesta de Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Christian Science, a la pregunta: “¿Qué es el hombre?” dice así en “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” (pág. 475): “Es la idea compuesta de Dios, incluyendo todas las ideas correctas.” Este pasaje revela científicamente la integridad del hombre.
La autora de este artículo se vio sujeta durante mucho tiempo a períodos de conmiseración propia causados por la creencia que muchas cosas deseables se hallaban fuera de su alcance. Pensamientos tales engendraron hasta la envidia hacia aquellos que poseían las cosas que a ella parecían faltarle. Pero cuando comenzó a percibir que “El Amor es imparcial y universal en su adaptación y en sus dádivas” (ibíd., pág. 13) y que de acuerdo a su verdadero ser ella incluía todas las ideas correctas, pudo sobreponerse a la envidia, y las cosas que había creído que le faltaban comenzaron a manifestarse en su vida.
Hubo épocas en que tuvo que luchar vigorosamente por mantener su unidad con Dios y su consiguiente herencia de integridad en razón de que la manifestación humana aparecía tan sombría. Mas al hacerlo percibió la verdad de la declaración de Mrs. Eddy que aparece en su obra The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany (La Primera Iglesia Científica de Cristo, y Miscelánea, pág. 5): “Enteramente aparte de este sueño mortal, de esta ilusión y decepción de los sentidos, la Christian Science viene a revelar al hombre como la imagen de Dios, Su idea, coexistente con El — Dios dando todo y el hombre teniendo todo lo que Dios da.”