La roca es un antiguo símbolo bíblico para Dios, la Verdad. Aquel que conoce la turbulenta historia de los hebreos comprende por qué la roca llegó a significar estabilidad en sus anales. Para gente que vagaba en el desierto o se veía acosada por enemigos, la roca significaba sombra de en medio a los rayos solares abrasadores, un lugar de defensa desde elevada altura, una grieta en la cual esconderse.
Moisés cantó a Dios así (Deuteronomio 32:4): “El es la Roca; perfecta es su obra; porque todos sus caminos son justicia: Dios de verdad y sin iniquidad, él es justo y recto.” Los patriarcas, profetas y autores de los salmos magnificaron a Dios como roca. Este símbolo enseña a todas las eras la gran lección de que Dios es inalterable en un mundo variable, y que aquello que El es y hace es duradero.
Los cambios que están tomando lugar en el mundo hoy en día son grandes, y estos cambios presagian otros mayores para el mañana. La materia no es la cosa sólida que en un tiempo se creyó que era, y la humanidad está adquiriendo el control de sus tales llamadas leyes. Las fuerzas que constituyen la materia están siendo comprendidas y subyugadas a medida que el mandato divino de libertad de las limitaciones adquiere poder en el pensamiento humano.
El progreso en lo que respecta a la liberación de las limitaciones de la materia continuará hasta que el mundo reconozca la revelación de la Christian Science Nombre que Mary Baker Eddy dió a su descubrimiento (pronunciado Crischan Sáiens). La traducción literal de estas dos palabras es “Ciencia Cristiana”., relegue la materia al reino de la ilusión donde pertenece, y ceda a la verdad que sólo Dios, el Principio divino, y Su universo espiritual son substanciales. La Biblia despertará más interés en este siglo, en el cual la física parece estar guiando el pensamiento humano, cuando se reconozca más extensamente que las Escrituras tratan con las limitaciones impuestas por la materia, pero lo hacen sobre la base de la supremacía del Espíritu. La Christian Science posee la autoridad bíblica como base de su insistencia de que la materia es irreal.
Los grandes caracteres bíblicos probaron en sus tiempos el poder de la metafísica sobre la física. Moisés penetró en el misterio de la materia, como lo enseñan sus tales llamados milagros, a pesar de que su percepción de la verdadera Ciencia del ser no ha sido comprendida generalmente.
Pero Mary Baker Eddy reconoció esta percepción y la explica en el libro de texto de la Christian Science, “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras.” En la página 321 de esta obra ella menciona aquella vez en que Moisés arrojó su vara al suelo y la vió convertirse en una serpiente de la cual huyó; luego mandado por Dios, asió sin temor a la serpiente por la cola y la vió convertirse en su vara, sobre la cual podía apoyarse.
Mrs. Eddy dice: “En este incidente se vió la realidad de la Ciencia. Se demostró que la materia es sólo una creencia. La serpiente, o el mal, bajo el mandato de la sabiduría, fué destruida por el entendimiento de la Ciencia divina, y esta prueba llegó a ser para él como un báculo en que apoyarse.” A esta declaración siguen otras que señalan la percepción científica de Moisés acerca de la naturaleza engañosa de la materia.
En el verso de Deuteronomio citado anteriormente en esta disertación hallamos el secreto del poder de Moisés sobre la materia: él reconoció a Dios como la “Roca” inmutable, un Dios cuya obra es “perfecta,” cuyos caminos “son justicia,” un “Dios de verdad y sin iniquidad,” “justo y recto.”
Más tarde Elías probó el poder de la Verdad inmutable sobre la materia variable; sus actos anunciaron la Ciencia que sería comprendida universalmente. Cristo Jesús demostró individualmente esta Ciencia de la Verdad. En sus obras, la materia no sólo fué puesta en sujeción a la realidad espiritual, mas en la ascensión hasta se la hizo desaparecer; así fué probada su total irrealidad.
En la Christian Science, la manifestación de la Verdad divina es conocida como el Cristo, como la roca que es refugio seguro para la humanidad en esta era que varía tan rápidamente. Mediante el Cristo, la Verdad, la realidad está alcanzando a la raza humana. A través del Cristo, el Principio invariable del ser está afirmando la impecabilidad y la salud del hombre desvelando la presencia de la abundancia infinita, revelando el hecho de la paz universal. No importando cuán variables fueren nuestros tiempos, debemos aferrarnos a estos hechos invariables y dejar que ellos establezcan nuestras vidas.
Mrs. Eddy dice en su obra Christian Science versus Pantheism (La Christian Science contra el Panteísmo, pág. 15): “Quiera nuestro Padre-Madre Dios, quien en el pasado aderezó para nosotros una mesa en el desierto ‘en presencia de nuestros adversarios,’ establecernos en la fe más santa, plantar nuestros pies firmemente en la Verdad, la roca del Cristo, la ‘sustancia de las cosas que se esperan’— y llenarnos con la vida y la comprensión de Dios y la buena voluntad hacia los hombres.”
Dentro de la teología que Cristo Jesús enseñó yace el poder que subyuga la materia y revela el reino de Dios gobernado por Su ley. Las efectivas oraciones del Maestro hicieron que las sólidas verdades ejercieran su influencia sobre las escenas mudables e insubstanciales de la vida material. Jesús percibía al Padre eterno y a Sus hijos inmortales. Conocía la ley divina, la voluntad invariable de Dios, y la obedecía. Percibía la supremacía de la Vida sobre el error. Se describía a sí mismo como el “hombre que os ha dicho la verdad” (Juan 8:40). Por su ejemplo enseñó que el reflejo del ser impecable siempre puede demostrar el dominio del hombre sobre toda la tierra.
Si pareciera que hemos perdido nuestra ciudadanía, hogar, gozo, salud, o aún pareciera que estamos falleciendo, debemos aferramos al hecho que el sentido verdadero de todo concepto es invariable y eternamente nuestro para ser probado y gozado. La materia y sus variaciones no pueden prohibir que un sentido mejor de cada uno de estos conceptos aparezca cuando nos adherimos, amamos y traemos a la luz las verdades que demostró el Maestro.
Con un corazón gozoso, podemos hallar refugio siempre en el Principio divino invariable y sus verdades que no cambian. Siempre podemos emular al hombre que mencionó Cristo Jesús en su parábola, quien “edificando una casa, cavó y ahondó, y echó el cimiento sobre la roca. Y cuando hubo avenida de aguas, el río dió con ímpetu contra aquella casa, y no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca” (Lucas 6:48) .