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La ley de Dios de la libertad

Del número de octubre de 1959 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Mucho es lo que oímos hablar hoy en día respecto a las naciones que se esfuerzan por establecer su concepto de libertad. Los pueblos están luchando para rechazar los atropellos infligidos a su libertad individual y para repeler las leyes que la limitan. Mas ¿cómo podemos nosotros hallar una ley que nos dará una verdadera sensación de libertad?

La Christian Science responde a esta demanda en las palabras de Mary Baker Eddy. Ella escribe en “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” lo siguiente (pág. 224): “El poder de Dios liberta al cautivo. Ningún poder puede resistir al Amor divino.” Y más adelante en el mismo párrafo ella añade: “Todo cuanto esclavice al hombre es contrario al gobierno divino. La Verdad hace al hombre libre.” La eterna presencia del poder de Dios garantiza nuestra continua seguridad, en razón de que el poder de Dios es supremo y por siempre activo y es siempre un poder para el bien.

El primer capítulo del Génesis relata que Dios hizo al hombre a Su propia imagen y semejanza y que Dios dió al hombre dominio por sobre todas las cosas. Este dominio es nuestra herencia, la herencia divina de toda la humanidad. Incluye el dominio sobre las limitaciones y la presión material, y jamás puede abusarse de ella. Pablo escribió (II Corintios 3:17): “Donde estuviere el Espíritu del Señor, allí hay libertad.”

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