Las Salas de Lectura de la Christian Science ofrecen hoy un lugar apacible para el estudio, la oración y el refrigerio espiritual a todo aquel que lo desea. En la Biblia se relata que en varias ocasiones Cristo Jesús se retiró a la montaña para meditar y refrescarse espiritualmente. Se nos cuenta (Mateo 14:23): “Habiendo despedido las multitudes, subió a la montaña aparte, para orar; y cuando anochecía, estaba allí solo.” Seguramente él buscó esta montaña “aparte” por su atmósfera serena de paz y quietud.
Las Salas de Lectura han sido establecidas con el propósito de servir al público, y cada Iglesia Científica de Cristo mantiene una como un servicio a la comunidad; pero la Sala de Lectura es igualmente importante para el miembro de la iglesia. Para él es un santuario. Allí puede abstraerse de las demandas e interrupciones que distraen e interfieren con la paz y quietud que son esenciales para el estudio.
Aun aquel que posee y estudia la Biblia junto con todos los escritos de Mary Baker Eddy, y se subscribe a nuestras publicaciones periódicas, hallará en la Sala de Lectura una atmósfera que bendice y sana, en la cual podrá leer pacíficamente y meditar acerca de las verdades que busca para demostrarlas en su experiencia diaria.
A pesar de que sabemos que justo donde estamos podemos espiritualizar nuestra manera de pensar, es a la vez bueno y esencial que tengamos un lugar en el cual podamos dar toda nuestra atención a las “cosas del Espíritu” (Romanos 8:5). Para aquellos que buscan el esclarecimiento espiritual, la Sala de Lectura es una biblioteca donde pueden estudiarse, investigarse y contemplarse los hechos de la existencia verdadera. En “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras,” Mrs. Eddy escribe esto respecto a Jesús (pág. 32): “Se retiró de los sentidos materiales para refrescar su corazón con vistas más luminosas, con vistas espirituales.”
Hace más o menos cuatro veranos el autor de este artículo se vió enfrentado con la falta de fondos debido al carácter estacional de su trabajo. Durante muchos días dió a esta situación una devota atención. No obstante no ocurrió nada que aliviara su aprieto.
Un día, mientras se hallaba en la vecindad de una Sala de Lectura de la Christian Science decidió entrar para estudiar y orar calmadamente. A los pocos momentos de estar allí, un artículo en el Heraldo de la Christian Science en la edición alemana, que relataba la experiencia de los cuarenta años de Moisés en el desierto, le llamó la atención. Esto le hizo razonar así: Si Dios pudo sustentar a Moisés y a los hijos de Israel por cuarenta años, El ciertamente podrá sustentarme durante cuarenta días. Este pensamiento disipó la sensación del temor y la ansiedad, y fué despertado a la realización de la bondad de Dios y Su afectuoso cuidado por todos Sus hijos. Desde esa época no ha sufrido de un período estacional en su renta.
La calma y la paz tan benditas adquiridas de esa visita efectuada a la Sala de Lectura trajo al autor de este artículo la seguridad que Dios provee a Sus hijos con todo lo que necesitan diariamente. También le ha despertado a la importancia de estas Salas de Lectura para todos aquellos que buscan refugio de las ansiedades del día, y que anhelan los beneficios excelsos que pueden ser nuestros al ponernos en comunión con Dios en una “montaña,” aparte.