Cuando hallé la Christian Science era yo estudiante, y me encontraba sufriendo de una doble curvatura lateral de la espina dorsal. Esta condición era sumamente dolorosa, y en ciertas ocasiones me era tan difícil el estar sentada o caminar que me veía obligada a permanecer acostada de espaldas.
Una amiga me prestó en esa época el libro de texto “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” por Mary Baker Eddy. Lo leí, pero al principio no fué mucho lo que comprendí. Poco a poco comencé a sentirme más fuerte y después de un tiempo pude hacer el viaje de veinte millas en motocicleta cada domingo para asistir a la Iglesia Científica de Cristo más cercana.
Debía ganarme la vida, y muy pronto se me ofreció un empleo en casa de una practicista de la Christian Science. Podía cumplir con mi trabajo y al mismo tiempo me sentía más fuerte y más derecha hasta que finalmente me vi libre de esa condición. Desde entonces he pasado satisfactoriamente por cuantos exámenes físicos se han exigido de mí.
Le estoy profundamente agradecida a Dios por esta curación y por muchas otras. — Ipswich, Suffolk, Inglaterra.
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