Nadie quiere ser un esclavo, sin embargo muchas personas son esclavas del temor, la ignorancia, la enfermedad, el pecado o la falta de provisión. Al igual que Jesús libró al hombre junto al estanque de Betesda de una esclavitud que se había impuesto a sí mismo y que duraba desde hacían treinta y ocho años, así también la Christian ScienceNombre que Mary Baker Eddy dió a su descubrimiento (pronunciado Crischan Sáiens). La traducción literal de estas dos palabras es “Ciencia Cristiana”. está aquí hoy para todos y para señalar el camino que nos librará de la esclavitud del pecado y el sufrimiento y nos llevará a la libertad de que gozan los hijos de Dios.
Tal como en la alegoría de Adán y Eva, la serpiente todavía susurra a la consciencia humana. En lenguaje moderno dice: “Sigue a la multitud. No pierdas la satisfacción que aporta la vida material. No seas diferente de los demás o serás impopular. Para ser hombre y tener éxito en los negocios o en las actividades sociales debes hacer lo que hacen los demás.” La aceptación de tales sugestiones perversas es el camino que lleva a la esclavitud, no a la libertad, a la calamidad, no al concepto del hombre verdadero.
Al referirse a las creencias pecadoras y enfermizas del sentido material que esclavizan al hombre, Mary Baker Eddy escribe (Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, pág. 405): “Sofocad estos errores en sus comienzos, si no queréis fomentar un ejército de conspiradores contra la salud, la felicidad y el buen éxito.” Mediante el razonamiento correcto basado sobre las enseñanzas de la Christian Science debemos despertar nosotros mismos o ser despertados a los peligros de la indulgencia propia. Por la oración y el estudio obtenemos un concepto más elevado de nosotros mismos como hijos de Dios. Aprendemos que la ley de Dios del bien siempre presente está a la mano para gobernar cada uno de nuestros pensamientos y acciones.
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