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La adoración verdadera contra el ritualismo

Del número de abril de 1959 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Cuando los hijos de Israel se vieron plagados de las serpientes venenosas en el desierto, la sabiduría mandó a Moisés a que hiciera una serpiente de bronce y la colocara sobre un palo alto. Aquellos que miraban a la serpiente eran sanados de las mordeduras. Pero los israelitas no comprendieron el significado de la serpiente de bronce; solamente se beneficiaron de la comprensión espiritual de Moisés. Por esa misma razón les fué vedado como pueblo la práctica de la curación espiritual. No comprendiendo el espíritu que animaba a los símbolos, se enamoraron de ellos y desarrollaron un ritualismo vacío. La Biblia nos dice que más tarde la serpiente bronceada tuvo que ser destruida porque los hijos de Israel le quemaban incienso.

A través de los siglos hasta la era de Cristo Jesús, los profetas vislumbraron la verdad acerca de Dios perfecto y el hombre perfecto, y vigorosamente recomendaron a la gente que se volvieran a la adoración de un sólo Dios. Los profetas continuaron elevando el pensamiento de la gente mediante la demostración de su más alta comprensión de Dios como Espíritu.

Jesús demostró en sus actividades el hecho que la regeneración espiritual del ser humano da como resultado la curación de los males humanos. El demostró ese tierno afecto que cumple con la ley moral a través del amor. Su propio ser humano intachable simbolizaba al hombre puro y espiritual y probó que el hombre verdadero es la imagen indestructible de Dios, la Mente. Por medio de parábolas y aquello que practicaba, Jesús probó que el amor espiritual es la substancia de la adoración y abrogó los pesados ritos de los fariseos. En la proporción en que dejamos que nuestras vidas humanas expresen la pureza del Espíritu, la Verdad, la Vida y el Amor, nosotros también demostraremos la salud y la inmortalidad de nuestro verdadero ser.

Dos de los símbolos más notables relacionados con la vida de Jesús fueron la copa y la cruz. El inmaculado Mostrador del camino soportó la vergüenza y el dolor de la crucifixión para mostrar que el Amor divino es el único y verdadero modo de vencer al mal y la creencia supersticiosa en la inevitabilidad y finalidad de la muerte. Mary Baker Eddy dice (Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, pág. 50): “La verdadera cruz, que Jesús llevó al escalar la cuesta del dolor, era el odio del mundo contra la Verdad y el Amor.”

Durante la última cena, la noche antes de la crucifixión, Jesús dió la copa a sus seguidores. Su acción implicó que cada cristiano debe tomar su propia cruz. Todos deben enfrentar y vencer “el odio del mundo contra la Verdad y el Amor” mediante la inspiración espiritual y la demostración de un amor puro hacia Dios y el hombre. Jesús dijo (Lucas 9:23): “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz cada día, y sígame.” Y también dijo (Mateo 10:38): “El que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.”

Eventualmente, la Cristiandad también cayó en la senda del ritualismo. Los ritos materiales con la copa y la cruz reemplazaron la curación y la regeneración espirituales, y nuevamente la reforma de la adoración a la materia ha tenido que trazar el camino para la restauración de la curación espiritual en la adoración cristiana.

Mrs. Eddy estaba verdaderamente dispuesta a tomar la cruz y mantenerse firme y sin cejar al lado de la Verdad. Ella descubrió el Principio que inspiraba las grandes obras de Moisés y el Maestro y probó la autenticidad de su descubrimiento mediante la demostración de la Verdad que ella presentó a la humanidad. Mrs. Eddy dió esta Ciencia del Cristo por medio del símbolo de las palabras. En Ciencia y Salud ella ha dado la declaración completa de la Verdad y el Amor en un lenguaje hermoso, rico y exacto. Estas palabras y otras en sus diversas obras publicadas simbolizan los pensamientos puramente espirituales de Dios, o la Mente divina, en tal modo que la humanidad puede comprender y demostrarlas por la curación. Juan escribe (1:14): “El Verbo fué hecho carne, y habitó entre nosotros.”

En su definición del hombre en la página 591 de Ciencia y Salud Mrs. Eddy reconoce la verdad que el hombre verdadero es el representante del Espíritu. Ella define a este hombre como “la idea compuesta del Espíritu infinito; la imagen y semejanza espiritual de Dios; la representación completa de la Mente.”

Como Científicos Cristianos estemos alertas al peligro del ritualismo. El intelectualismo puede convertirse en el ritualismo de palabras que, como la serpiente de bronce, la copa material y la cruz de madera, por sí mismas carecen de poder para sanar, consolar y resucitar al individuo. Pablo dijo (II Corintios 3: 6): “La letra mata, mas el espíritu da vida.” La mera comprensión intelectual de la letra no es suficiente para alcanzar la curación espiritual.

La letra de la Christian Science es nuestro símbolo moderno en la enseñanza espiritual. Amemos no sólo las palabras de la Verdad, pero aferrémonos también a su significado y demostrémoslas. Tengamos el coraje de elevar nuestro concepto del hombre de los sentidos al Alma, de la tumba a la gloria, en nuestras vidas individuales. Osemos ser profetas modernos y campeones del Espíritu mediante la demostración de la potencia del poder de Dios, el Amor divino, en la experiencia humana, sobreponiéndonos al mal y sanando a los enfermos.

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