“Progresa más en la Ciencia divina aquel que más medita en la substancia e inteligencia espirituales e infinitas.” Así escribe nuestra Guía, Mary Baker Eddy, en la página 309 de su libro Miscellaneous Writings (Escritos Diversos). De aquí que uno de los propósitos de nuestra Escuela Dominical sea el de ayudar a los jóvenes a cultivar hábitos de estudio regulares y sistemáticos y a aprender a meditar sobre los grandes hechos espirituales del ser. Por esta razón los deberes que se asignan a los alumnos de todas las edades son de gran utilidad. Sin estos deberes el niño podría caer en o tener un sentido teórico de su religión. Puede que piense acerca de ella como meramente un tema interesante al cual prestarle atención solamente los domingos, en vez de considerarla un gran pozo de aguas vivas del cual servirse para el sustento espiritual diario.
Aun los alumnos más pequeños se alegran de recibir una notita conteniendo citas de la Biblia o de los escritos de Mrs. Eddy y las cuales pueden pedir que alguien en la casa se las lea. Una maestra substituta de una clase primaria observó que una pequeña alumna de dos años estaba inquieta e inatenta, habiendo pedido varias veces que se le relatara una historia que en ese tiempo se había hecho muy popular entre los niños. Reflexionando acerca de la situación después de la Escuela Dominical, la maestra se preguntó a sí misma: “¿Por qué no dar a la niña una historia de la Biblia como deber para que se la lean en su casa de modo que pueda alegrarla la idea de hablar de ella al domingo siguiente?” La maestra entonces escribió una notita a todos los niños conteniendo referencias con respecto al nacimiento de Jesús (Lucas 2:8–18 y Mateo 2:1–11) pidiendo que les fuera leída la historia para que pudieran hablar de ella al domingo siguiente.
Al siguiente domingo, antes de que comenzara la clase, la niña que antes se hallaba interesada sobre todo en cierta historia popular comenzó a hablar con gran entusiasmo del “pequeño niño Jesús.” El deber no solo dió a la niña algo duradero en lo cual pensar durante la semana, mas también estableció en su pensamiento un propósito por el cual quería asistir a la Escuela Dominical. Esto también proveyó a la maestra con una excelente base para la enseñanza de las primeras lecciones, a saber, los Diez Mandamientos, el padrenuestro con su interpretación espiritual tal como aparece en las páginas 16 y 17 de “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” por Mrs. Eddy, y las Bienaventuranzas.
Los deberes a veces consisten de una porción de las primeras lecciones o de algún otro pasaje de la Biblia, de los escritos de Mrs. Eddy o de la literatura autorizada de la Christian Science que debe leerse o aprenderse de memoria.
Cuando los alumnos son un poco mayores se alegran con los deberes que se les asignan que los familiarizan con los grandes caracteres bíblicos. Uno de esos deberes podría ser el relato de la reconciliación de Jacobo y Esaú tal como aparece en el libro del Génesis, capítulos 27 al 33. A los niños les impresiona el hecho que mediante la oración y un gran esfuerzo Jacobo vislumbró algo del ser verdadero del hombre como la semejanza de Dios (véase Génesis 33:10), y percibió que no tenía nada que temer de su hermano, con lo cual quedaron establecidas las relaciones armoniosas. Esta experiencia se podría usar para ilustrar el noveno mandamiento (Exodo 20: 16): “No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.”
Los alumnos gozan con los relatos de David que ejemplificó la bienaventuranza que dice: “Bienaventurados los misericordiosos; porque ellos alcanzarán misericordia” (Mateo 5:7) cuando, y aún no obstante el hecho que Saúl buscaba quitarle la vida a David, este se abstuvo de dañar a Saúl. (Véase I Samuel, capítulos 24 al 26.) A Child's Life of Mary Baker Eddy (La vida de Mary Baker Eddy para niños) por Ella H. Hay es un deber interesante que puede asignarse para ser estudiado en el hogar para los alumnos más jóvenes.
En las clases de niños mayores algunos maestros tienen por costumbre suplir a los alumnos con preguntas escritas que deben usarse en el estudio de las Lecciones-Sermones corrientes del Cuaderno Trimestral de la Christian Science. El éxito de este plan depende en gran parte de la sabiduría y el discernimiento del maestro cuando prepara el deber. Cuando un alumno comienza el estudio de las Lecciones-Sermones, una o dos preguntas que despierten interés de cada sección pueden ayudarle a encontrar los puntos sobresalientes. Pero si se asignan demasiadas preguntas puede que lo encuentre pesado. Si estas fueran poco interesantes o demasiado difíciles también puede suceder que el alumno se niegue a estudiar la lección, o sentirse tentado de faltar a la Escuela Dominical, mas antes que asistir a ella sin estar preparado.
A pesar de que para la enseñanza de esas “lecciones que sigan” se requieren preguntas y respuestas, no es necesario según la Sección 3 del Artículo XX del Manual de La Iglesia Madre por Mrs. Eddy fornir las preguntas antes de la clase. Muchos maestros prefieren que el alumno aprenda a encontrar mediante su propio desarrollo espiritual el tópico de cada sección que se refiere al tema. Luego mediante preguntas y respuestas en la clase el maestro tiene los medios de ayudar al alumno de modo que, cuando deje la Escuela Dominical a la edad de veinte años, estará preparado para apelar sólo a la Mente divina en su estudio diario de la Lección-Sermón. Como deber frecuentemente se les asigna a los alumnos mayores lecturas de la Biblia o de las obras autorizadas de la Christian Science.
Mediante el estudio diario el alumno aprende a meditar sobre la ley divina para poder ser “como un árbol plantado junto a las corrientes de las aguas” (Salmo 1:3) que traerá frutos de justicia en abundancia.
