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Deberes para hacer en casa

Del número de julio de 1959 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


“Progresa más en la Ciencia divina aquel que más medita en la substancia e inteligencia espirituales e infinitas.” Así escribe nuestra Guía, Mary Baker Eddy, en la página 309 de su libro Miscellaneous Writings (Escritos Diversos). De aquí que uno de los propósitos de nuestra Escuela Dominical sea el de ayudar a los jóvenes a cultivar hábitos de estudio regulares y sistemáticos y a aprender a meditar sobre los grandes hechos espirituales del ser. Por esta razón los deberes que se asignan a los alumnos de todas las edades son de gran utilidad. Sin estos deberes el niño podría caer en o tener un sentido teórico de su religión. Puede que piense acerca de ella como meramente un tema interesante al cual prestarle atención solamente los domingos, en vez de considerarla un gran pozo de aguas vivas del cual servirse para el sustento espiritual diario.

Aun los alumnos más pequeños se alegran de recibir una notita conteniendo citas de la Biblia o de los escritos de Mrs. Eddy y las cuales pueden pedir que alguien en la casa se las lea. Una maestra substituta de una clase primaria observó que una pequeña alumna de dos años estaba inquieta e inatenta, habiendo pedido varias veces que se le relatara una historia que en ese tiempo se había hecho muy popular entre los niños. Reflexionando acerca de la situación después de la Escuela Dominical, la maestra se preguntó a sí misma: “¿Por qué no dar a la niña una historia de la Biblia como deber para que se la lean en su casa de modo que pueda alegrarla la idea de hablar de ella al domingo siguiente?” La maestra entonces escribió una notita a todos los niños conteniendo referencias con respecto al nacimiento de Jesús (Lucas 2:8–18 y Mateo 2:1–11) pidiendo que les fuera leída la historia para que pudieran hablar de ella al domingo siguiente.

Al siguiente domingo, antes de que comenzara la clase, la niña que antes se hallaba interesada sobre todo en cierta historia popular comenzó a hablar con gran entusiasmo del “pequeño niño Jesús.” El deber no solo dió a la niña algo duradero en lo cual pensar durante la semana, mas también estableció en su pensamiento un propósito por el cual quería asistir a la Escuela Dominical. Esto también proveyó a la maestra con una excelente base para la enseñanza de las primeras lecciones, a saber, los Diez Mandamientos, el padrenuestro con su interpretación espiritual tal como aparece en las páginas 16 y 17 de “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” por Mrs. Eddy, y las Bienaventuranzas.

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