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La práctica de la Christian Science

Del número de julio de 1959 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La Christian Science es la Ciencia del ser tal como la enseña su Descubridora y Fundadora, Mary Baker Eddy, en su libro de texto “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras.” Su práctica es la aplicación científica de la verdad del ser a los conceptos erróneos del ser. Da como resultado la destrucción de los errores llamados enfermedad, carencia, pecado e infelicidad.

Nuestra Guía declara (Ciencia y Salud, pág. 111): “El Principio de la metafísica divina es Dios; la práctica de la metafísica divina es la utilización del poder de la Verdad sobre el error; sus reglas demuestran su Ciencia.” Para que la práctica de la Christian Science tenga éxito, debe seguir las reglas que da el libro de texto y debe basarse sobre la aplicación de sus enseñanzas, pues la convicción del poder de Dios para sanar y redimir puede venir sólo de las experiencias personales habidas con ese poder.

La práctica de la Christian Science requiere las cualidades morales y espirituales que ejemplificó Cristo Jesús. Mrs. Eddy se refiere a este punto cuando denomina al Sermón de la Montaña la esencia de la Christian Science. El primer requisito entonces, para tener éxito en la práctica, es cumplir concienzudamente con lo requerido por este Sermón como regla para la vida diaria. Vivir así ennoblece la consciencia individual, y la eleva a la altitud espiritual donde las verdades invisibles de la Christian Science pueden ser comprendidas tal como las percibió y probó Cristo Jesús.

El desinterés y el olvido de sí mismo, la compasión y el afecto espiritual, manifiestan la moral de la práctica de la Christian Science. Vivir el amor universal espiritual es lo que enriquece a aquel que da y transforma la dádiva en una bendición para el que la recibe.

Este amor es el verdadero incentivo en la práctica de la Christian Science; es natural que nosotros deseemos este amor y lo expresemos. De manera que la práctica de la Christian Science es inspirada por Dios, guiada por El, está investida de Su poder y es recompensada por Dios.

Mrs. Eddy define a la Christian Science en la primera página de su obra “Rudimentos de la Ciencia Divina” así: “Como la ley de Dios, la ley del bien, que interpreta y demuestra el Principio divino y la regla de la armonía universal.” La Christian Science explica esta ley y la Ciencia de su aplicación. La base misma de esta aplicación, entonces, es la explicación cristianamente científica de la naturaleza de Dios y el hombre y la de la irrealidad de aquello que parece estar en oposición a ella, a decir, el mal y la materia.

La Biblia señala la naturaleza y la omnipotencia de Dios, pues Job declaró (23:13): “El es de un mismo parecer, y ¿ quién podrá hacerle volver? y cuanto le plazca a su alma, eso lo va a hacer.” Para que Dios sea omnipotente y de “un mismo parecer”, El debe ser la Mente divina, universal e infinita misma.

Dios da, ya que es imposible que la Mente retenga, que la inteligencia esté inerte, que la Vida quede inexpresada. El término Amor divino expresa la idea más clara de Dios, la inteligencia activa y pura del bien infinito. Para comprender el Amor divino debemos primeramente comprender las ideas que lo expresan y que son los factores supremos en nuestras vidas.

Una idea verdadera es eterna y no cambia; es también inalterable. En razón de que es verdadera tiene completo poder para prevalecer. No obstante, si por error se acepta como verdadera la sugestión de su opuesto, la discordancia resultante será prontamente solucionada en armonía cuando la idea apropiada prevalece en la consciencia humana.

La comprensión de Dios guía a la comprensión del hombre, puesto que él es el reflejo de Dios, la consciencia verdadera, única e infinita. En vista de que la consciencia es espiritual, el hombre es un ser espiritual individual. En razón de que el reflejo es la semejanza exacta de su origen, el hombre es la semejanza espiritual de Dios. El hombre es tan verdadero como lo es Dios, tan perfecto como El, tan eterno, tan activo, tan afectuoso, tan sincero, tan sano, tan próspero y tan feliz, en razón de que es Su reflejo.

La ley de Dios es la ley de la Verdad, el bien prístino que se perpetua a sí mismo, que está siempre presente y a la mano. Gobierna, guía y controla al hombre en la senda de Dios, pues en el reflejo hay control pero al mismo tiempo libertad absoluta. La práctica de la Christian Science ofrece pruebas tangibles acerca de esta declaración.

En razón de que la Verdad, Dios, es substancia invisible, o Espíritu, su opuesto hipotético es aquello que aparece como substancia visible, es decir, la materia. Ya que la materia se opone a Dios, sus cualidades son el opuesto de las cualidades de Dios. Mas el opuesto de lo verdadero es lo irreal o falso; de modo que la materia no es mas que una ilusión, o error; contiene sólo la substancia falsa y la presencia de una imagen mental falsa que no es capaz ni de actuar como causa ni responder como efecto excepto en el sueño de los sentidos del cual forma parte. No obstante, para esa consciencia que sueña, la materia parece estar investida con ambos poderes tanto el semejante a Dios como aquel desemejante.

Esta tal llamada consciencia con todas sus ilusiones es llamada, según la Christian Science, la mente mortal. Es la suma total de todo error, de todo aquello que parecería se pone en orden contra Dios, Su creación y Su ley. De manera que la creencia en la materia es también la creencia en el mal.

La materia, entonces, es la manifestación de la mente mortal, como también lo es la enfermedad y todo el mal. La mente mortal, ignorante del bien y de su propia falsedad, pretende ser la mente del hombre, y el pecado es el resultado de la aceptación de esta pretensión. La comprensión espiritual y el reconocimiento del hombre como la expresión pura y perfecta de la Mente divina hace que desaparezcan estas creencias falsas. Efectuar este cambio es el propósito de la práctica de la Christian Science.

La práctica de la Christian Science comienza con el primer día de su estudio. Si fuera entendida y amada aún una sola idea de esta Ciencia, hará su efecto en nuestro pensamiento con lo cual nuestra vida comenzará a mejorar. Abre también un poco más la puerta de la comprensión de modo que la idea siguiente de la verdad halla entrada más fácilmente. El estudiante bien pronto aprende que las palabras de Pablo se refieren a su propia experiencia (Gálatas 5:16, 18): “Andad según el Espíritu, y no cumpliréis los deseos de la carne.... Mas si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo sistema de ley” — la tal llamada ley de la mente mortal, que nos amarraría en la esclavitud de sus engaños.

En tanto que el propósito inmediato de la Christian Science es el de bendecir al estudiante individual el objeto más amplio de su práctica es el de sanar al mundo de la ignorancia, la pobreza y el odio, quitar el peso de la enfermedad y el temor y dejar que la luz de la Verdad y el Amor destruya el sentido pecaminoso que arguye: “Hagamos el mal, para que venga el bien” (Romanos 3: 8).

La práctica de la Christian Science con un amor sincero que todo lo abarca y la consciente realización de este propósito más amplio está apresurando el día en que “la tierra estará llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar” (Habacuc 2:14).

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