Un estudiante de la Christian Science tuvo que habérselas en cierta ocasión con la pregunta siguiente: “Si estuviera aquí el Apóstol Pablo y tomando en cuenta las exigencias financieras de hoy en día ¿ podría él decir con tanta certidumbre que tendríamos 'siempre toda suficiencia en todo'?” (II Corintios 9:8).
Una demanda tal tiene su origen en la creencia falsa que la suficiencia se reduce a una cantidad estipulada de cierta cosa material. Sin embargo, un sincero estudio de la Biblia y las enseñanzas de la Christian Science revela que lo material es de importancia secundaria y no es la substancia verdadera.
Mary Baker Eddy dice en su libro de texto, “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” (pág. 286): “Los pensamientos de Dios son perfectos y eternos, son substancia y Vida. Los pensamientos materiales y temporales son humanos, conteniendo errores; y puesto que Dios, el Espíritu, es la única causa, ellos carecen de causa divina. Lo temporal y lo material no son, pues, creaciones del Espíritu. No son sino las falsificaciones de lo espiritual y eterno.”
De modo que hoy la necesidad inmediata del mundo es esclarecimiento espiritual. Es pues importante que al igual que Cristo Jesús apartemos nuestra mirada de la evidencia de los sentidos materiales y, como él, comprendamos que la substancia verdadera pertenece a Dios y se halla contenida en Su totalidad. El hombre hecho a la imagen y semejanza de Dios tiene por reflejo todo lo necesario.
Cuando esta luz de la verdad espiritual comienza a revelarse para nosotros, empezamos a percibir la falsedad de los sentidos materiales y a percibir las maravillosas posibilidades de éxito mediante la iluminación espiritual. La consciencia iluminada espiritualmente demuestra una provisión abundante de ideas que a su vez hacen frente a las necesidades humanas.
A través de la historia ha sido probado que cuando un método material prueba ser inadecuado para hacer frente a la demanda del momento, las necesidades son suplidas por métodos mejorados. Por ejemplo, cuando ya no fué conveniente publicar libros manuscritos estos fueron reemplazados por libros impresos. De igual modo un método de imprimir fué superado por otro. A pesar de que nuestros métodos actuales parecen ser adecuados ellos también cederán ante el desarrollo de ideas nuevas.
San Pablo comprendió que las ideas espirituales provienen de Dios y que estas ideas son suficientes para hacer frente a nuestras necesidades, pues él escribe (II Corintios 3:5): “No que seamos de nosotros mismos suficientes para reputar cosa alguna como procedente de nosotros mismos; sino que nuestra suficiencia es de Dios.” Las ideas espirituales nos suplen con inteligencia, coraje, ingenio, razonamiento correcto y buen juicio, y a su vez estas cualidades nos guían hacia aquello que es necesario para enfrentar las necesidades humanas.
Esto fue probado cierto hace varios años atrás en un tiempo en que existían la escasez y el racionamiento de los materiales de construcción. Durante la construcción de una casa no fué posible conseguir ciertos materiales que eran esenciales, y todo parecía sugerir que iba a ser necesario demorar el trabajo por algún tiempo. Sin embargo, se comenzó a trabajar en la Christian Science percibiéndose que la casa era sólo el símbolo del hogar. Tornóse el pensamiento al concepto verdadero de hogar como idea, jamás afectado por las leyes humanas abarcando sólo las cualidades del amor, la paz, el comfort, la hospitalidad, la amabilidad y la consciencia del bien. Poco tiempo después de que se hubo establecido en el pensamiento esta comprensión más elevada de hogar, el contratista llamó diciendo que un amigo tenía material sobrante del tipo que se necesitaba y que deseaba disponer de él. La oferta fué gratamente aceptada como prueba de la suficiencia proveniente de Dios, y el trabajo de construcción de la casa prosiguió sin interrupción.
¿ Siente acaso alguien que se halla privado de la suficiencia del bien ya fuere en la forma de salud, amigos, hogar, oportunidades ventajosas de educación o provisión material? Pues que esa persona busque diligentemente y trate de comprender cómo separar lo verdadero de lo irreal y así descartar el letargo mental. Que busque él las cosas de la Vida, que son verdaderamente substanciales. Que adore a Dios correctamente y cultive la gratitud. Entonces se verá abundantemente enriquecido por los recursos infinitos del Alma. Hallará que están siempre a la mano, son siempre nuevos, fácilmente obtenibles. Son las dádivas preciosas de Dios para cada uno de nosotros. Sólo tenemos que aceptar y utilizar los dones de Dios para hallar tal como lo declara el Salmista (Salmo 84:11) que “no negará ningún bien a los que andan rectamente.”
Las palabras de uno de nuestros amados himnos dicen así (Himnario de la Christian Science, N° 350):
Si Su verdad aplicamos,
y siempre en Su amor confiamos,
plenitud en Dios hallamos:
todo, todo está bien.
