Todo individuo que se esfuerza sinceramente por solucionar el problema de la vida según la Christian Science, debe progresar inevitablemente del estado mental conocido con el nombre de fe a uno más elevado llamado comprensión. En una carta escrita a una iglesia filial de la Christian Science, Mrs. Eddy define el progreso y el método que deben usarse para conseguirlo (The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany— La Primera Iglesia Científica de Cristo, y Miscelánea — pág. 181): “El progreso es espiritual. El progreso es el concepto ya maduro del Amor divino; demuestra la vida científica e impecable del hombre, y enseña cómo puede el mortal elevarse de la materia hacia el Espíritu de modo armonioso, no por medio de la muerte, sino por la idea verdadera de la Vida,— la Vida que no reside en la materia, sino en la Mente.”
De manera que el progreso para el Científico Cristiano individual consiste en una mayor comprensión de Dios como la Vida y el Amor, y una adaptación de esta comprensión a palabras y acciones diarias. Significa aferrarse a y probar la verdad científica que la Vida jamás reside en la materia, mas siempre en la Mente, y que es manifestada continuamente por el hombre, la idea de la Mente. Un progreso como éste es una experiencia gloriosa, un despertar maravilloso a la naturaleza eternamente armoniosa de Dios, el hombre y el universo.
Muy a menudo una persona se interesa por la Christian Science habiendo experimentado o presenciado una curación notable. Pero a veces oímos que este mismo estudiante más adelante pregunta desalentado: “Durante años mis curaciones han resultado fáciles. ¿Por qué no sucede lo mismo ahora?”
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