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Deseo compartir este testimonio...

Del número de abril de 1961 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Deseo compartir este testimonio en señal de profunda gratitud a Dios por la Christian Science, y por las bendiciones que he recibido a través del estudio y la aplicación de sus enseñanzas. Nuestra familia ha experimentado muchas curaciones, algunas de las cuales fueron mencionadas hace algunos años en otro testimonio mío. Un fin de semana mi hijo cayó enfermo, y después de guardar cama dos días, pudo ir a su trabajo al tercer día no sin gran esfuerzo. Pero después de algunas horas, se sintió tan mal que su jefe insistió que consultara a un médico en seguida.

La condición fué diagnosticada como una grave ictericia, y el médico le aconsejó que se internara en un hospital para ponerse bajo tratamiento y además que tomara un mes de descanso guardando cama. Mi hijo rogó que fuera llevado a casa y al llegar me pidió que escribiera a un practicista de la Christian Science.

Se comenzó el tratamiento según la Christian Science, y mi hijo empezó en seguida a mejorar. Después de dos o tres días, pudo quedarse levantado casi todo el tiempo y poco después volvió a su trabajo completamente sano.

Hace algunos años, cuando la escasez de viviendas pasaba por momentos muy agudos, fué menester que me mudara del departamento en que vivía. Con la ayuda de un practicista hallé una casa que no sólo llenaba todas mis necesidades, mas también las de mi hijo, en vista de que estaba por casarse. Mi constante oración durante el corto período de espera era: “Sea hecha Tu voluntad”.

A medida que mantenía mi pensamiento completamente libre de la duda, la ansiedad o el planear personal, cada paso en la compra de la casa mencionada y la ocupación tomó lugar armoniosamente. Esta demostración del cuidado del Amor ha sido siempre para mí de gran significación, y durante los años que se han sucedido, el bien ha continuado desarrollándose y bendiciéndonos a todos.

Recientemente fuí sanada de gripe. Había estado muy enferma durante varios días antes de pedir ayuda a un practicista. La mañana en que el practicista comenzó a trabajar por mí, me sentí tranquila y reposada y con entera confianza de que la curación seguiría, y así fué. Esa misma noche pude participar de una buena cena y al otro día hice todos mis quehaceres de casa sin sentir la menor fatiga.

Estoy muy agradecida por todas estas bendiciones, también por ser miembro de una Sociedad de la Christian Science, por toda la literatura de la Christian Science que nos proporcionó Mrs. Eddy para nuestro crecimiento espiritual, y por los practicistas que me han ayudado tantas veces.—

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