Siento la más profunda gratitud por Mrs. Eddy, quien nos dió la Christian Science y estableció sus publicaciones periódicas algunas de las cuales incluyen testimonios de curación.
En el otoño del año 1949 sentí como si ya no me quedaba nada por qué vivir. Mi salud estaba quebrantada; mi hijo único se ausentaría al extranjero muy lejos para asistir a la universidad; y lo peor de todo era que mi vida matrimonial era tan inarmoniosa que una separación parecía casi inevitable. Mis seres queridos habían fallecidos todos, y me hallaba en un país extraño sin amigos. En mi desesperación clamé a Dios para que me ayudara y me enseñara lo que debía hacer.
Luego me vino el pensamiento de ir a visitar a unos parientes a quienes no había visto desde que era muy joven. Mientras tanto ellos se habían convertido en sinceros estudiantes de la Christian Science. En su hogar se expresaban el amor, la paz y la armonía, lo que me hizo percibir cuánto necesitaba yo estas cosas en mi propia vida. Tuve deseos de volver a mi hogar y conocer mejor a Dios mediante mi propio estudio de la Christian Science. Hacía muchos años que no me sentía tan feliz.
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