“Nuestra sea Tu alegría.” Estas palabras del himno n.° 58 del Himnario de la Christian Science le aportaron a mi madre gran inspiración en una época en que disponíamos de muy pocos recursos materiales. El poder de la Verdad que estas palabras y toda la literatura autorizada de la Christian Science encierran se ha evidenciado claramente en nuestro hogar, pues gozamos de gran felicidad y abundante provisión.
Durante varios años tuve la oportunidad de asistir a la Escuela Dominical de la Christian Science. No obstante, mientras servía en la marina me percaté que simplemente llamarse un Científico Christiano no era en verdad suficiente.
Para ser un Científico Cristiano debía practicar en pensamiento y hecho las reglas estipuladas en el libro de texto, Ciencia y Salud por Mrs. Eddy. Solamente de ese modo podría ser probado el valor práctico de nuestra religión. Las obras sanadoras constituirían de por sí mismas la respuesta a la pregunta: “¿Por qué es usted un Científico Cristiano?”
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