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Percibiendo “las señales de los tiempos”

Del número de abril de 1962 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La Christian Science concuerda con las enseñanzas de Cristo Jesús que, según lo señala esta Ciencia, probó mediante su misión sanadora que Dios es la única causa y el único creador, y que el universo incluso el hombre es Su creación espiritual, pura y perfecta. Jesús demostró la irrealidad del pecado, la enfermedad y la muerte.

Mrs. Eddy escribe en Ciencia y Salud (pág. 85): “Según ciertos relatos, Jesús, viajando una vez con sus discípulos ‘conoció sus pensamientos’,— los leyó científicamente. De igual manera percibía la enfermedad y sanaba a los enfermos. Por el mismo método, acontecimientos de gran significación fueron anunciados con anticipación por los profetas hebreos. Nuestro Maestro reprendió la falta de este poder cuando dijo: ‘¡Hipócritas! sabéis discernir la faz del cielo; pero no podéis discernir las señales de los tiempos.’ ” En otra ocasión Jésus dijo (Juan 8:31, 32): “Si permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.”

¿Podrían quizás estas declaraciones del Maestro tener alguna significación para nosotros hoy en día? ¿Estamos meramente percibiendo la faz del cielo, es decir, contemplando los objetos de los sentidos, o estamos percibiendo científicamente “las señales de los tiempos,” tal cual lo llevó a cabo Jesús de Nazaret, y acerca del cual Mrs. Eddy escribe diciendo (Ciencia y Salud, pág. 313): “El penetraba por debajo de la superficie material de las cosas y encontraba la causa espiritual”?

Mientras se esforzaba por responder a estas preguntas, la que esto escribe recuerda lo que un profesor de la escuela dominical dijo en cierta ocasión, a decir: “Nadie podría falsificar dinero a menos que tuviera dinero del cual copiar. El error es siempre una imitación espuria de la Verdad, pero en realidad el error no tiene poder ni para dar origen ni para crear.” “La faz del cielo” puede que sea intrigante para la consciencia material, en vista de que representa las creencias, las inconsecuencias y las limitaciones de la mente mortal. Pero si hemos de percibir “las señales de los tiempos,” es menester, tal como lo enseña la Christian Science, que resolvamos las cosas en pensamientos, reemplazando las creencias exteriorizadas con ideas aparentes al sentido espiritual.

En nuestra vida diaria se nos presentan evidencias de inarmonía de toda especie. Como Científicos Cristianos alertas debemos considerar a cada una de estas evidencias como “la faz del cielo,” en otras palabras, como algo que pertenece al reino de la creencia o la ilusión. Entonces podemos reemplazar cualquier evidencia con una verdad específica del ser espiritual. Esta corrección en la manera de pensar individual aporta la evidencia mejorada como prueba del pensamiento espiritualizado.

Cuando un estudiante de la Christian Science pone en práctica este sencillo modo de corregir su pensamiento, ya no se siente perturbado por alguna situación inarmoniosa que contemple u oiga, sino que la mira y la niega como “la faz del cielo” y luego se apronta para buscar “las señales de los tiempos.” A la enfermedad y la infelicidad no debe identificárselas con la persona, mas deben ser consideradas como creencias exteriorizadas de vida en la materia que deben ser corregidas en la propia consciencia del estudiante.

Una madre cuyo hijo hacía seis meses que se hallaba gravemente enfermo, revocó persistentemente el testimonio alarmante que se le presentaba, y reemplazó cada creencia falsa con una verdad específica. Ella había visto lo efectiva que podía ser la obediencia a la Regla contenida en el Artículo IV, Sección 1, del Manual de La Iglesia Madre. En él Mrs. Eddy declara lo siguiente: “La Biblia, juntamente con Ciencia y Salud y otras obras de Mrs. Eddy, serán sus únicos libros de texto para instruirse en la Christian Science, y para enseñar y practicar la curación metafísica.” Cuando ella descubría un error y al mismo tiempo la verdad específica opuesta, también hallaba la acción correcta que debía adoptar de acuerdo a las Reglas y los Estatutos contenidos en el Manual.

Cuando su hijo se vió fuera de peligro aunque todavía no sano del todo, era obvio que se hacía necesario reconocer el poder sanador de Dios según la Christian Science. Ella se puso entonces a meditar acerca del significado espiritual que aparece en el Manual en la provisión respecto a los testimonios.

La madre se dió cuenta entonces que hacían ya como seis meses que no había reconocido el poder sanador de la Ciencia, en las reuniones de testimonios de los miércoles. Ahora se percataba que había estado esperando que se efectuara la curación de su hijo pues sentía que no debía decir nada en tanto que el problema no hubiera sido solucionado.

Al miércoles siguiente expresó su gratitud por una curación que ella había experimentado. Esa misma noche notó que su hijo había experimentado una notable mejoría; al día siguiente gozaba de más energía; y temprano al tercer día sintiéndose nuevamente bien y fuerte salió al momento en busca de trabajo.

Esta experiencia le demostró claramente a esta madre que cada provisión que contiene el Manual es una señal que debe ser discernida espiritualmente, obedecida humildemente y apoyada activamente. La curación de su hijo se había efectuado en la proporción exacta de su comprensión de las Reglas del Manual.

¿No puede asemejarse entonces “la faz del cielo” a los errores que surgen en nuestra experiencia individual o colectiva, y “las señales de los tiempos” a la evidencia de la omnipresencia, la omnipotencia y la omniciencia de Dios — la Vida, la Verdad y el Amor — y la operación perpétua de Sus leyes?

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