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[Original en alemán]

Estoy muy agradecido por la experiencia...

Del número de julio de 1964 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Estoy muy agradecido por la experiencia que relataré a continuación, pues me ha probado que tal como dice Mrs. Eddy en la página 66 del libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud, “Las pruebas son señales del cuidado de Dios.”

Una mañana al despertar hallé que apenas podía mover la pierna derecha. Cuando la movía sentía mucho dolor. Finalmente, todo el lado derecho comenzó a dolerme, y me era muy penoso caminar.

Entonces recordé esta frase que aparece en la página 283 del libro de texto: “La Mente es la fuente de todo movimiento, y no hay inercia que demore o detenga su acción perpetua y armoniosa.” Y en la página 199 leemos lo siguiente: “Los músculos no obran de por sí. Si la mente no los mueve, se quedan inmóviles.” Oré apoyándome en estas palabras y afirmando que el dolor es una ilusión de los sentidos materiales. Al aferrarme a estas verdades científicas sané completamente en muy poco tiempo.

La fe que se convierte en comprensión espiritual, siempre sale victoriosa en todas las dificultades que se presentan y que estorbarían nuestro progreso espiritual, “y sabemos que todas las cosas cooperan juntas para el bien de los que aman a Dios” (Romanos 8:28), para aquellos que mediante la comprensión espiritual resuelven cada problema que se les presenta y que apelan a esa fe inamovible que es capaz de mover montañas, las montañas de error.

Con la comprensión espiritual que los treinta años como miembro de La Iglesia Madre me han ayudado a adquirir, estoy también sobreponiéndome al concepto de tiempo, y hoy en día a la edad de ochenta y ocho años, me siento fuerte y sano y aún sigo gozando con mi trabajo.

También me siento muy agradecido por la protección que tuvimos durante la época del huracán que azotó la costa de Alemania hace algunos años. Fue la tempestad más severa de los últimos ciento cincuenta años. Mis amigos y yo oramos día y noche y nuestros diques se mantuvieron firmes. A última hora el huracán cambió de dirección, la tormenta disminuyó algo y las aguas tempestuosas comenzaron a retirarse antes de la marea alta.

Siento una infinita gratitud hacia Dios por Cristo Jesús y por nuestra Guía, Mrs. Eddy, a quien Dios inspiró en tal forma que la hizo capaz de darnos esta gloriosa Ciencia, el Consolador prometido. La Biblia dice (Juan 16:13): “Cuando viniere aquél, el Espíritu de verdad, él os guiará al conocimiento de toda la verdad.” Agradezco además el haber tomado instrucción primaria en la Ciencia Cristiana.

Finalizaré mi testimonio con estas palabras de Isaías que estoy probando son verdaderas en mi propia experiencia (40:31): “Los que esperan a Jehová adquirirán nuevas fuerzas; se remontarán con alas como águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no desfallecerán.” — ,

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