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La demanda y la provisión

Del número de julio de 1964 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Para la mayoría de las personas, la vida humana gira alrededor de un constante esfuerzo por satisfacer las múltiples demandas de sustento y salud, de los deseos humanos y de las demandas de progreso que exige el trabajo que hemos escogido. Dado que la mente humana considera que estas demandas son de naturaleza material, naturalmente trata de satisfacerlas por los medios materiales. No obstante, cualquiera que fuera la provisión necesaria, ya fuere dinero, medicina o un empleo más adecuado, siempre se espera que aparezca de una fuente enteramente aparte de la cual surgió la demanda.

Este concepto de las demandas de la vida y los medios con que satisfacerlas es directamente lo contrario de las enseñanzas de la Ciencia Cristiana [Christian SciencePronunciado Crischan Sáiens.]. Estas enseñanzas constituyen la revelación de Dios que recibió Mary Baker Eddy del Cristo, la Verdad absoluta acerca del ser, y el subsiguiente y cabal desarrollo científico llamado Ciencia Cristiana [Christian Science]. Es la Ciencia comprobada por Cristo Jesús, el cual, mediante su comprensión de Dios solamente, hizo frente instantáneamente a todas las demandas de salud, provisión y aun de la vida misma.

Y para resumir en pocas palabras, estas enseñanzas declaran que ¡Dios es el Todo-en-todo! Esta verdad básica contiene la respuesta total para solucionar la lucha humana que se entabla en la adquisición de la provisión material, que promete hacer frente a todo aquello que aparece como demanda material legítima, mas esta respuesta es espiritual. Para que esta declaración sea práctica y para que pueda ser aplicada con éxito para hacer frente a toda demanda por medio de la demostración de la provisión verdadera, que está siempre presente, es menester que comprendamos la naturaleza de Dios que lo es todo.

La Ciencia Cristiana [Christian Science] explica que Dios es la Mente divina y que en razón de que la Mente es la única inteligencia suprema e infinita, es supremamente buena. De modo que la Mente es el Amor divino, el Espíritu. Dado que Dios, el Espíritu, es la única Mente, El también es el único creador llamado Principio divino según la Ciencia Cristiana [Christian Science]. La creación del Espíritu consiste en ideas espirituales que naturalmente expresan la naturaleza exacta de su origen o creador.

El hombre es un ser viviente e inteligente. En razón de que tanto la inteligencia como la vida son enteramente espirituales y son inseparables, jamás pueden ser incluidas en la materia y su expresión no se halla sujeta a las limitaciones y la naturaleza temporal de la materia. De modo que el hombre es inmortal, espiritual, y consciencia individual, la expresión infinita o semejanza exacta del Espíritu, Dios. Dios es su Mente y Dios es su Vida. De manera que, es sostenido por Dios y provisto eternamente por El de todo lo que necesita para manifestar la totalidad de Dios y su propia inseparabilidad de El.

El hombre mora en el universo espiritual, ilimitado de Dios, en el cual no existen necesidades insatisfechas, ni demandas incumplidas, ni provisión no utilizada, dado que ambas cosas, la demanda y la provisión, provienen de Dios; la una no puede existir sin la otra.

El Científico Cristiano se da cuenta que a pesar de todo el testimonio que presenta el sentido material, no son ni la materia ni las circunstancias materiales sino Dios sólo el que demanda de nosotros, y esto siempre se refiere a una demostración más fiel de Su don de cualidades divinas, que El provee por siempre en medida ilimitada. Nuestra Guía, Mrs. Eddy, nos dice: (Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, pág. 184) “La Verdad, la Vida y el Amor son las únicas demandas legítimas y eternas al hombre, y son legisladores espirituales, obligando a las obediencia por medio de estatutos divinos.”

Creer que las demandas que se nos presentan son materiales dado que parecen originar de circunstancias materiales y que debemos tornarnos a una fuente material en busca de la provisión necesaria, significa estar de acuerdo con la sugestión del magnetismo animal, es decir, que el hombre es un mortal material que vive en un universo material, donde su vida, sustento, progreso y felicidad dependen del azar o de las leyes materiales ciegas.

No obstante, comprender que todas las demandas justas son hechas por la Verdad y el Amor, es percibir que la demanda divina misma señala la disponibilidad actual de lo que necesitamos para hacer frente a ella. Mrs. Eddy señala este hecho con claridad inequívoca en su obra Miscellaneous Writings (Escritos Misceláneos, pág. 16): “El Principio del Cristianismo es infinito: es en verdad Dios; y este Principio infinito hace al hombre demandas infinitas y éstas son divinas, no son humanas; la habilidad del hombre para hacerles frente es de Dios, pues, siendo Su imagen y semejanza, el hombre debe reflejar el dominio total del Espíritu — aun la supremacía del Espíritu por sobre el pecado, la enfermedad y la muerte.”

Lo que se demanda de nosotros ¿es acaso más energía y una mayor resistencia? No olvidemos que éstas son en realidad cualidades espirituales. Si la demanda de estas cualidades origina en una buena causa, esta bondad proviene de Dios y su benevolencia misma nos inspirará a llevar a cabo esfuerzos más desinteresados por expresar la fortaleza necesaria. Al describir el extraordinario poder físico sustentador que poseía Florence Nightingale, nuestra Guía explica claramente en Ciencia y Salud que fue la demanda espiritual lo que la capacitó para silenciar lo meramente físico, supliéndola con la energía y la resistencia que precisaba para cumplir con la misión que le había asignado el Amor. (Véase página 385).

Al hablar de la fuerza que parecen tener los músculos, Mrs. Eddy declara que en vista de que los músculos no poseen acción propia, sino que funcionan sólo por impulso mental, la fuerza no está en ellos. Ella expresa en las siguientes palabras su conclusión científica que ha sido probada muchas veces en la práctica de la Ciencia Cristiana [Christian Science] (ibid., pág. 199): “De ahí la gran verdad de que la Mente sola desarrolla y da fortaleza al hombre por su mandato, — por razón de su demanda y oferta de poder.”

¿ Sentimos acaso que lo que necesitamos es más tiempo para llevar a cabo nuestras tareas? La Ciencia Cristiana [Christian Science] nos enseña que el tiempo no es una entidad absoluta sino es un concepto relativo o un concepto humano, una medida mortal que entre otras cosas reclama medir el logro humano. ¿ Es quizás más tiempo, más de la medida mortal o más capacidad espiritual lo que necesitamos? No olvidemos que como reflejo de la Mente divina podemos tener todo lo que ofrece esta Mente. Lo que en realidad necesitamos es un deseo de acercarnos con más inspiración a Dios pues es el que nos hace las demandas y quien nos ha suministrado con todo lo necesario para cumplir con ellas.

Recordando a sus discípulos del cuidado que Dios tiene para con todos Sus hijos, Cristo Jesús los previno que no tornaran su pensamiento primeramente a las fuentes materiales de la provisión cuando las demandas de la vida los presionaran, sino que se tornaran con plena fe a Dios, pues El supliría todas sus necesidades, tanto espirituales como materiales. El dijo (Mateo 6:31—33): “Por tanto no os afanéis, diciendo: ¿Qué comeremos? ¿o qué beberemos? ¿o con qué nos vestiremos? porque los gentiles buscan ansiosamente todas estas cosas; y vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas ellas. Mas buscad primeramente el reino de Dios, y su justicia; y todas estas cosas os serán dadas por añadidura.”


En cuanto al vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan, ni hilan; mas yo os digo que ni aun Salomón en toda su gloria fué vestido como uno de ellos. — Mateo 6:28, 29.

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