Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

Durante muchos años, la Ciencia Cristiana...

Del número de julio de 1965 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Durante muchos años, la Ciencia Cristiana me ha proporcionado la solución de todos mis problemas. No obstante, al principio no demostré mucho interés cuando uno de nuestros practicistas me explicó esta religión tan útil. Sabía que existía un Dios muy poderoso, pero no me daba cuenta por qué debía estudia y orar. Cuando me recordaron las palabras de Cristo Jesús (Mateo 26:41): “Velad y orad,” comencé a examinar nuestro libro de texto Ciencia y Salud por Mrs. Eddy. Luego me ví impulsada a reconstruir nuevamente mi vida.

Mi progreso fue rápido después que hube tomado este paso. Se hizo la luz, de modo que pude percibir mis bendiciones, sentir gratitud y ser obediente. Mi primera curación fue la de constipación crónica. Para sanar de esta afección había ingerido muchas píldoras. Me dispuse a tirar todas las medicinas a la basura y experimenté una curación completa.

Debido a mi obediente estudio de las obras de nuestra amada Guía, Mrs. Eddy, mi comprensión se fue desarrollando de modo que pude resolver mis problemas. En Ciencia y Salud, página 324 leemos lo siguiente: “Alegría al abandonar las falsas señales del camino y regocijo de verlas desaparecer, — he aquí la actitud que contribuye a adelantar la armonía final.”

Me siento muy agradecida por la curación que experimenté recientemente. En circunstancias en que me hallaba levantando una pesada persiana, se me cayó sobre el brazo y me ocasionó una profunda herida a la altura del codo. Un Científico Cristiano se hallaba presente y al instante, nos dispusimos a trabajar mentalmente con gran fe. Mas sucedió, que una semana después, mientras nadaba fuí arrojada por las olas a la playa cayendo sobre el mismo brazo. El brazo comenzó a hincharse e inflamarse y el dolor era bastante severo.

Una amiga que no era Científica Cristiana me vino a visitar y expresó gran temor. No quiso dejarme sola e insistió en que debía consultar a un médico o ir al hospital. Viendo que me resultaba difícil orar por mi misma, llamé a un practicista pidiéndole ayuda.

No podía mover el brazo pero me aferré a estas palabras (ibid., pág. 393): “Sed firmes en vuestra comprensión de que la Mente divina gobierna y que en la Ciencia el hombre refleja el gobierno de Dios. No temáis que la materia pueda doler, hincharse e inflamarse como resultado de una ley cualquiera, cuando es evidente de por sí que la materia no puede tener dolor ni inflamación.” Esto me capacitó para aclarar el pensamiento y conciliar el sueño. Cuando desperté, descubrí que la herida había comenzado a supurar y a los pocos días el brazo había sanado completamente.

Le estoy sumamente agradecida a Dios por la vida plena de salud, armonía y amor que he experimentado y por las numerosas bendiciones que mi familia y yo hemos recibido. También agradezco a Cristo Jesús, nuestro Mostrador del camino y a nuestra Guía. Durante mis viajes he tenido oportunidad de visitar muchas iglesias filiales en Sudamérica, los Estados Unidos de América y Europa, y en cada iglesia me he sentido como en la mía.

Considero que el haber tomado instrucción primaria en la Ciencia Cristiana ha sido uno de los grandes privilegios que he tenido, durante el cual fuí sanada de una gran congoja, y también agradezco el haber podido asistir a los cultos de La Iglesia Madre. Siento que gozo del cielo en la tierra y a menudo exclamo al igual que el Salmista (Salmo 23:5, 6): “Mi copa está rebosando. Ciertamente la bondad y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré para siempre.” — , .

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / julio de 1965

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.