Mi primer testimonio apareció en el Christian Science Journal de enero de 1935, en él testificaba acerca del poder sanador y regenerador de la Ciencia Cristiana*. Fuí sanada de una afección valvular del corazón y gracias a la Ciencia Cristiana aún soy una mujer activa y sana.
Al mismo tiempo que sané del corazón, sané de reumatismo muscular, mas no me había dado cuenta hasta que meses más tarde una amiga mencionó por casualidad la condición, y entonces me dí cuenta que había estado libre de esto hacía ya algún tiempo. El médico de la familia les había dicho a mis padres que nunca me vería libre de esta afección.
Durante los años que se sucedieron he experimentado otras curaciones, entre las cuales se cuentan las de venas varicosas, un derrame de vasos sanguíneos, y una cierta enfermedad a la piel.
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