“¿Qué cree Ud. que debiera hacer yo?” es una pregunta que frecuentemente se nos formula a cada uno de nosotros. Antes de aconsejar haríamos bien en considerar la afectuosa admonición que el Manual de La Iglesia Madre por Mrs. Eddy ofrece a los Científicos Cristianos en el Artículo VIII, Sec. 1, y que dice: “Los miembros de esta Iglesia deben velar y orar diariamente para que se les libre de todo mal, de que profeticen, juzguen, condenen, aconsejen, influyan o se les influya erróneamente.”
El profeta Isaías anunció la venida del Mesías, y uno de los nombres que usó al referirse a él fue el de Consejero. Al actuar como consejeros, manifestamos entonces el Cristo, la idea verdadera de filiación. En la proporción en que los pensamientos sanadores semejantes al Cristo estén presentes cuando deliberamos con otros, entonces el bien y la ley de Dios del bien serán demostrados pues la luz del bien expele el error. La premisa sobre la cual debe basarse nuestro trabajo no sólo debe incluir el hecho de que Dios lo hizo todo, más también el hecho de que todo lo que El hizo es bueno.
En su obra Miscellaneous Writings (Escritos Misceláneos, pág. 288) Mrs. Eddy dice: “Aún vuestras sinceras y valerosas convicciones respecto a lo que es mejor para otros puede que estén erradas; vosotros mismos debéis probar por demostración que estáis en lo correcto, y llevar a cabo aquello que más bendecirá a la gran mayoría antes de tener al certidumbre de que seréis un consejero acertado.”
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!