Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

“Fiel Tu voz escucharé”

Del número de enero de 1967 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


En Isaías (32:3), leemos lo siguiente: “Los oídos de los que oyen escucharán.”

Progresar en el conocimiento y aplicación de la Ciencia Cristiana es el deseo de todo Científico Cristiano sincero, y para alcanzar esta meta es menester desarrollar el arte de escuchar la guía divina. Muchas veces creemos que estamos escuchando cuando en realidad estamos oyendo meramente palabras en vez de escuchar las ideas de la Verdad. Estas ideas se nos revelan de diversas maneras, como por ejemplo: mediante la palabra verbal, la palabra escrita y también en íntima comunión con el Amor divino. Pero la habilidad de escuchar estas ideas es importante en lo que respecta a nuestro progreso espiritual.

Cualquier discordancia que experimentamos es en cierto grado el resultado de no haber escuchado la guía de Dios. Debemos mantenernos siempre alertas para ser capaces de reconocer la voz de la Verdad que constituye una continua afluencia del corazón del Amor divino para cada uno de nosotros, pues nos recuerda nuestra verdadera identidad como el reflejo perfecto de Dios y nuestra unidad con el Padre celestial.

Para progresar aún más, debemos aplicar las verdades que han sido pronunciadas y escuchadas, entonces recibiremos nuestra recompensa en la forma de resultados prácticos. En Ciencia y Salud, Mrs. Eddy dice esto acerca de la Ciencia Cristiana (págs. 323, 324): “Es ‘la voz callada y suave’ de la Verdad expresándose. O bien nos alejamos de esta expresión, o escuchamos y nos elevamos. El deseo de llegar a ser como niños pequeños y dejar lo viejo por lo nuevo, dispone el pensamiento para recibir la idea avanzada. Alegría al abandonar las falsas señales del camino y regocijo de verlas desaparecer, — he aquí la actitud que contribuye a adelantar la armonía final.”

Escuchar la voz de la Verdad implica gran humildad, pues exige que nos separemos enteramente del sentido humano del ser. Cuando sus discípulos le preguntaron a Jesús quién era el mayor en el reino de los cielos, Jesús llamó a un pequeño niño y dijo (Mateo 18:4): “Cualquiera ... que se humillare como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos.”

Cuando leemos acerca de las verdades divinas que nos ofrece la Ciencia Cristiana debemos tener cuidado de no leer meramente palabras, mas en vez mantenernos atentos para escuchar espiritualmente las ideas, es decir, más allá de las palabras. La mente mortal con sus aparentes distracciones trataría de privarnos de nuestra habilidad de escuchar, pero cuando estamos enteramente seguros de que nada puede estorbarnos para oír la voz de Dios, hallamos que disciplinamos todos los pensamientos de distracción y los encauzamos para escuchar el mensaje necesario.

En su obra The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, (La Primera Iglesia Científica de Cristo, y Miscelánea, pág. 201): Mrs. Eddy dice lo siguiente “Rica es la esperanza que abrigo hacia aquel que dice en su corazón:

‘Fiel Tu voz escucharé,
para nunca errar;
y con gozo seguiré
por la senda, audaz.’”

Mrs. Eddy escuchaba con devoción la voz de Dios. Después de descubrir la Ciencia Cristiana pasó tres años en profunda meditación, escuchando los mensajes que le dieron una regla positiva para la curación por la Mente. La Ciencia que se le reveló debido al pensamiento receptivo que poseía, la dio al mundo expectante. Y es así como nosotros hoy somos bendecidos por esta Ciencia que fue el resultado de que ella escuchara tan fielmente la voz de Dios.

El Amor infinito posee una provisión ilimitada de verdades que esperan a la puerta de nuestra consciencia para ser admitidas y aceptadas. Abramos de par en par la puerta con verdadera humildad, mansedumbre y receptividad. Escuchemos con atención la voz de la Verdad (ibid., pág. 152): “Si hoy escuchareis Su voz, escuchad Su Palabra y no sirváis a otros dioses.”

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / enero de 1967

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.