Tuve conocimiento de la Ciencia Cristiana hace muchos años cuando me encontraba muy necesitada de ella debido a que estábamos atravesando por dificultades en nuestros negocios, las cuales provocaron muchos pensamientos erróneos. Con la ayuda de una consagrada practicista fui guiada en la dirección correcta. Sané de una seria afección al corazón y me ví libre de la ansiedad, de la depresión y del temor al futuro de manera que se me presentaron nuevas oportunidades. Comprendí que para probar diariamente el amor sostenedor de Dios y la abundancia de la provisión, debía comenzar primeramente por expresar el bien en todo momento; debía esforzarme por ver a mi prójimo como hijo de Dios expresando realmente el Amor, sin que me importara cuán grandes pudieran parecerme las injusticias de que yo fuera objeto.
En los años siguientes hemos experimentado muchas otras curaciones. Estoy especialmente agradecida por las curaciones físicas que ha tenido mi esposo, tales como hemorragia intestinal, neuritis, afección al corazón, catarro gástrico, gripe e indigestión. Estas curaciones han sido permanentes. Nuestro hijo fue sanado de una seria condición de pleuresía y yo sané de amigdalitis. Al comprender que en el reino de Dios nada puede extraviarse, recuperé un valioso anillo de brillantes. También hemos sido protegidos contra accidentes.
Debido a mi estudio de la Ciencia Cristiana he llegado a comprender cuán importante es obrar de acuerdo con la ley de Dios en todo lo que hacemos. Aun en las cosas pequeñas debemos reflejar el Principio divino. Obedeciendo a Dios logramos la paz. El estudio diario de las Lecciones-Sermones contenidas en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana nos ofrece estabilidad y apoyo.
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