Hace algunos años me salió un tumor en un pecho acompañado de una condición muy dolorosa a un brazo cuando lo movía. La Ciencia Cristiana en muchas oportunidades me había ayudado a vencer las sugestiones agresivas de la mente mortal, de manera que en esta ocasión me volví nuevamente a la Ciencia en busca de curación. Me procuré la ayuda de una practicista de la Ciencia Cristiana quien me dio tratamiento a ciertos intervalos durante un largo período de tiempo hasta que el tumor y el dolor al brazo desaparecieron. Me siento feliz de poder decir que durante todo este tiempo esta condición no fue comentada por nadie fuera de los miembros del círculo de mi hogar.
Aprendí que el amor de Dios como madre es eternamente perfecto y que no puede ser pervertido, como nos lo dice Mrs. Eddy en Ciencia y Salud (pág. 264): “El Espíritu y sus formaciones son las únicas realidades del ser.” Y en la página 421 Mrs. Eddy dice: “Insistid con vehemencia en la gran verdad, que es la realidad básica, de que Dios, el Espíritu, es todo, y que fuera de El no hay otro. La enfermedad no existe.” Todo lo que ha ocurrido y ocurre, es el desarrollo constructivo de la Vida, la Verdad y el Amor.
Por momentos la desmoralización quiso apoderarse de mis pensamientos, pero siempre un testimonio dado acerca de la perseverancia, o algún artículo en nuestros periódicos, o alguna citación de las Lecciones-Sermones que aparecen en el Cuaderno Trimestral, me dieron el impulso que necesitaba para perseverar en mi búsqueda de una comprensión mejor sobre la pureza innata del hombre como hijo de Dios.
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