Numerosas son las bendiciones que he experimentado por medio del estudio de la Ciencia Cristiana. Una bendición notable es la de una mayor comprensión acerca de la omnipresencia de Dios.
Muchas de las curaciones que he experimentado han sido el resultado de la lectura y del estudio de “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras,” por Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana. El estudio diario de las Lecciones-Sermones que aparecen en el Cuaderno Trimestral, estudio que he llevado a cabo durante muchos años, y la ayuda de una practicista ha resultado en curaciones de dolores de garganta, que anteriormente sufría dos veces al año y que duraban dos semanas; dolores de cabeza acompañados de náuseas y que me obligaban a guardar cama durante veinticuatro horas seguidas; una hinchazón dolorosa en la espalda también fue sanada; manos severamente agrietadas; mal genio y estreñimiento. También la falta de provisión ha sido vencida.
Cuando me apareció la hinchazón en la espalda, oró con devoción; no obstante, la condición permaneció durante varios meses. Trabajé como nos lo enseña la Ciencia Cristiana y cuando la condición se tornaba dolorosa, meditaba acerca de esta declaración que se encuentra en Ciencia y Salud (pág. 113): “No hay dolor en la Verdad, y no hay verdad en el dolor; no hay nervio en la Mente, y no hay mente en el nervio; no hay materia en la Mente, y no hay mente en la materia; no hay materia en la Vida, y no hay vida en la materia; no hay materia en el bien, y no hay bien en la materia.” Esta y otras declaraciones respecto a la verdad me ayudaron a aplacar el temor, pero la hinchazón siguió aumentando.
Llamé entonces a una practicista de la Ciencia Cristiana para que me ayudara, y con su devoto trabajo se descubrió que mi pensamiento no se encontraba libre del recuerdo de ciertos casos de cáncer que había atendido cuando me hallaba ejerciendo mi profesión de enfermera médica. Estos recuerdos tenían que ser destruídos, y tenía que saber que la enfermedad no forma parte del hombre de Dios. Otra de las cosas que salió a luz fue un sentido de resentimiento al cual me había estado aferrando durante años, aunque creía que lo había vencido.
Como resultado de la purificación de pensamiento y de expresar más amor por Dios y el hombre, la hinchazón comenzó a supurar y la curación se efectuó entonces muy rápidamente. También aprendí a no hablar de la condición ni a pensar en ella.
A medida que progreso en la verdadera comprensión de nuestra religión, estoy experimentando mejor salud y la habilidad de expresar más amor hacia mi prójimo y una mejor gratitud por las enseñanzas y la vida de nuestro Mostrador del camino, Cristo Jesús; por nuestra amada Guía, Mrs. Eddy por su dádiva de Ciencia y Salud a la humanidad; por haber recibido instrucción en la Ciencia Cristiana; por el privilegio de ser miembro de La Iglesia Madre y de una iglesia filial; y por toda nuestra literatura, incluso The Christian Science Monitor. Por todas estas bendiciones estoy sumamente agradecida a Dios. —  Pietermaritzburg,
Natal, República de Africa del Sur.
    