Los hombres anhelan la libertad y desean poder romper las cadenas que los hacen sentir atormentados o sin oportunidad de realizarse en sus profesiones, o limitados en sus hogares, o en las relaciones familiares.
En momentos en que la redactora de este artículo conoció la Ciencia Cristiana, la que muy pronto la sanó de una enfermedad y de una sensación de inquietud, ella comprendió cuánta libertad hay en la armonía eterna de Dios. Y así aprendió que Dios es el Principio divino, la Mente divina, la única Mente, y que el hombre es Su idea, existente en la Mente divina. Dios conoce Sus ideas y las sostiene en todo momento en armonía. El hombre es creado para reflejar a Dios en completa perfección, salud y pureza. Cristo Jesús abrió los ojos de sus discípulos a la verdad de dios y Su relación con el hombre, es decir Su idea. Debido a que Jesús reconoció claramente la unidad e inseparabilidad entre el hombre y su creador, él pudo exigir: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” (Mateo 5:48). Él sabía y demostró que la perfección no es una teoría utópica, dado que el hombre como la idea de Dios refleja la perfección de su Padre.
Mrs. Eddy pone en claro que en realidad, todos nosotros moramos en la única Mente, la única fuente inteligente, y que el hombre creado por Dios conoce solamente las cosas de Dios. Reconozcamos la relación filial entre Dios y el hombre, reclamemos su reflejo de salud, desechemos el temor, y luchemos por la perfección y expresémosla. Como Pablo dijo: “Perfeccionaos, consolaos, sed de un mismo sentir, y vivid en paz; y el Dios de paz y de amor estará con vosotros” (II Corintios 13:11).
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