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Renunciad al sentido personal

Del número de octubre de 1968 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La expresión sentido personal es un término que a menudo se usa superficialmente, aunque debería ser considerado más profundamente. La Ciencia CristianaChristian Science: Pronunciado Crischan Sáiens. usa este término y aclara que pertenece a un sentido falso del hombre que debe ser abandonado. Un sentido material y personal del hombre quisiera substituirse por el verdadero hombre, quien, de acuerdo con las enseñanzas bíblicas, es la semejanza de Dios, el Espíritu. El problema de la humanidad es llegar a ser consciente del sentido espiritual del hombre.

En el Génesis, la alegoría del Edén describe a Adán como hecho del polvo — la materia — y a Eva la representa como escuchando el primer susurro de la serpiente, es decir, el mal. Su sutil sugestión consistía en que si ellos comían del fruto prohibido, “del árbol de la ciencia del bien y del mal” (Génesis 2:17), el árbol “agradable para los ojos”, esto es, agradable para los sentidos personales y materiales, ellos serían “como dioses” (Génesis 3:5, 6; según la Biblia inglesa).

En Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, Mary Baker Eddy interpreta esta alegoría con un discernimiento profundo y científico. Ella dice: “El hombre es la semejanza del Espíritu, pero una personalidad material no es esta semejanza. Por lo tanto, el hombre en esta alegoría no es ni un dios inferior ni la imagen y semejanza del único Dios” (pág. 544).

El tal llamado yo material es temporal, emocional, capaz de realizar el mal y yace en la raíz misma de todo lo que es erróneo en la experiencia humana. El panorama de los sentidos físicos — los que constituyen el yo personal — es tan limitado, que no ofrece ninguna concepción ni de la bondad ni de la grandeza del hombre espiritual de Dios. Si el sentido personal no es negado y abandonado como el falsificador, que en realidad es, conducirá a los incautos y a las Evas hacia conclusiones contrarias a las realidades divinas. La Ciencia Cristiana nos muestra cómo rechazar la personalidad material junto con todas las sutilezas del sentido personal: debe ser reconocida como un aditamento irreal que se le hace al hombre y que se encuentra lejos de ser la identidad verdadera. Así entonces carecerá de fuerza para conducirnos por el mal camino.

Cuando haya una lucha entre el pecado y la santidad, la enfermedad y la salud, la pobreza y la abundancia, la insensatez y la inteligencia, o aun entre la vida y la muerte, esto es un indicio de que el sentido personal del individuo no ha soltado su presa. La paz se encuentra en el corazón de aquellos que han probado que el hombre no tiene una dualidad mental, conociendo tanto el bien como el mal, sino que es una unidad, un reflejo indivisible del Espíritu, el bien.

Cristo Jesús sabía que Dios es el Espíritu puro, no contaminado por ninguna característica perteneciente al mal o a la materia, ni tampoco por el conocimiento de ellos, y sabía que el hombre era la personificación de la naturaleza divina, solamente. En el Sermón del Monte, enseñó a los hombres a abandonar el sentido personal del “yo material” y a estar conscientes del hombre perfecto y verdadero. Él dijo: “Si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz”. Y agregó: “Ninguno puede servir a dos señores” (Mateo 6:22, 24). En estos preceptos él expuso el pecado del sentido material y personal y reveló las posibilidades espirituales de aquellos que se liberan de tal concepto.

Los que son dominados por un sentido personal del hombre, y consideran todo y a todos desde un punto de vista marcadamente personal, hacen héroes de algunos mortales y ven a otros como pecadores ofensivos; mientras que todas las personalidades materiales no son sino figuras en un sueño temporal, el sueño de Adán de los sentidos. La Ciencia Cristiana destruye este sueño rápidamente, en la medida en que la gente está dispuesta a cesar de creer en la vida mortal y comiencen a discernir sobre la verdadera vida en el Espíritu. Entonces el sentido espiritual e inmaculado del hombre es comprendido, y la angustia proveniente de los problemas humanos se extingue.

El sensualista es profundamente personal en su intensa determinación de disfrutar de sensaciones físicas, la ilusión prohibida — ya que es falsa — de satisfacción en la materia. El sentido material de unidad con la carne es más real para él de lo que es el sentido espiritual de unidad perpetua con Dios. Envuelto en lo que parece ser su personalidad material, el sensualista limita sus capacidades humanas al perder contacto con la realidad.

Mrs. Eddy dice en Miscellaneous Writings (Escritos Misceláneos): “Recordad que es la personalidad y el sentido de personalidad física acerca de Dios y el hombre, lo que limita al hombre” (página 282). Jesús reprobó severamente al sentido personal y rápidamente lo separó de la identidad al advertir: “No peques más” (Juan 5:14).

Aun la enfermedad y el sufrimiento físico denotan un sentido personal que no ha sido destruido. La pena producida por la pérdida de algún familiar o un amigo muy querido, también es un síntoma de un sentido personal del hombre que no ha sido extirpado. La aflicción desaparece cuando el hombre es hallado y amado, no como una personalidad material, sino como una idea en la Mente. La Ciencia Cristiana mantiene ante sus estudiantes la espiritualidad del hombre real, quien no conoce ni el pecado, ni la enfermedad ni la muerte.

Mrs. Eddy dice: “La única razón para darle alguna importancia a este tema de la personalidad es que el modelo del hombre perfecto debería ser mantenido en el pensamiento, por medio del cual mejora su condición actual; de manera que la contemplación respecto de sí mismo, debería alejarse de la inarmonía, la enfermedad y el pecado, hacia lo que es la imagen de su Hacedor” (Miscellaneous Writings, páginas 97, 98).

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