De acuerdo con un diccionario, una de las definiciones de la palabra “individualidad” es: “suma total del carácter peculiar y distintivo de un individuo respecto de otros” Por otra parte, “identidad” es definida como “unidad y persistencia de la personalidad: unidad o comprensión individual de la vida o carácter”.
La Ciencia Cristiana revela que, en realidad, la individualidad intachable del hombre es armoniosa, clara y perfecta. Pero los mortales son erróneamente divididos en personas delineadas en el espacio, envueltas en las creencias de iniquidad, materialidad y mortalidad. De aquí se desprende que los mortales soportan la carga de una consciencia que ignora la perfección del hombre como el reflejo inseparable de Dios, desconociendo la individualidad espiritual del hombre. El aceptar la existencia de las inarmonías, tales como la carencia, la enfermedad, la muerte, etc., evidencia la ignorancia del hombre mortal acerca de la perfección original de la creación de Dios, la cual no puede ser separada de Dios más de lo que puede ser separado el rayo de luz de su fuente. Ni aun la creencia misma en la muerte afecta la verdadera individualidad e identidad. Dado que Dios es Vida; Vida eterna, omnipotente, independiente del tiempo, Su reflejo, el hombre, nunca muere.
La Ciencia Cristiana explica los conceptos de identidad e individualidad desde un punto de vista metafísico. En su obra Ciencia y Salud, Mrs. Eddy nos dice: “La Mente divina, no la materia, crea todas las identidades, y éstas son formas de la Mente, las ideas del Espíritu, aparentes sólo como Mente, nunca como materia sin mente, ni como los llamados sentidos materiales” (página 505). En otra página leemos: “Dios es la Vida, o inteligencia, que forma y preserva la identidad e individualidad de los animales así como de los hombres. Dios no puede volverse finito, y estar limitado a confines materiales” (pág. 550).
Acerca de esta preservación de la identidad, la Biblia hace numerosas y enfáticas declaraciones. Cuando el pensamiento de Pablo fue iluminado por el Cristo, la Verdad, escribió: “Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (II Corintios 4:17, 18). Y en los Salmos leemos: “Sostiene Jehová a todos los que caen, y levanta a todos los oprimidos. Justo es Jehová en todos sus caminos, y misericordioso en todas sus obras” (Salmos 145:14, 17).
Esta enseñanza también se relaciona con el relato bíblico de la creación que se encuentra en el primer capítulo del Génesis, según el cual todas las cosas que Dios creó son buenas. En el proceso de la creación de Dios, todas las ideas espirituales evolucionan como individualidades en un procedimiento que no tiene ni principio ni fin, y que no está sujeto a las creencias del tiempo. Así el hombre es una individualidad eterna, y su identidad no está separada de Dios.
Tales declaraciones no son mera teoría. Pueden ser aplicadas con éxito en la experiencia diaria para corregir las creencias perniciosas que alegan que la armonía del ser puede ser destruida. Del mismo modo, el comprender la identidad verdadera del hombre espiritual como la imagen y semejanza de su creador, ayudó al autor de este artículo, hace muchos años, a curarse por medio de la Ciencia Cristiana en el término de diez días, de tuberculosis pulmonar. Este conocimiento será para él, en lo sucesivo, la base sobre la cual es posible desenmascarar como irreales todos los errores que puedan producirse, y es una fuente beneficiosa de inspiración.
Con firme convicción, por lo tanto, podemos leer las palabras de Mrs. Eddy: “La Ciencia Cristiana refuta todo lo que no sea un postulado del Principio divino, Dios” (Miscellaneous Writings, Escritos Misceláneos, pág. 364) y continúa: “No es una búsqueda de la sabiduría, es la sabiduría misma: es la diestra de Dios abarcando el universo — todo tiempo, espacio, inmortalidad, pensamiento, extensión, causa y efecto; constituyendo y gobernando toda identidad, individualidad, ley y poder”.
