En 1517, Martín Lutero se propuso iniciar la reforma de la iglesia cristiana, anunciando públicamente sus noventa y cinco tesis contrarias a la práctica y al dogma religioso establecido.
Trescientos cincuenta años después, no en el continente europeo, sino en la Nueva Inglaterra, en los Estados Unidos de América, apareció una nueva reformadora, Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia CristianaChristian Science: Pronunciado Crischan Sáiens., quien restauró en nuestro tiempo el cristianismo original y científico practicado en la época de Cristo Jesús y sus apóstoles.
Mrs. Eddy estableció en nuestra época y para todas las épocas la vieja y nueva causa del cristianismo científico. Suya fue la revelación de que el Cristo, la Verdad ideal que Jesús demostró, está aquí ahora. Tiene que ser comprendida y aceptada conscientemente por la humanidad de manera que la gloriosa paternidad divina pueda ser reconocida como la única causa creadora, y la Mente divina pueda ser comprendida como la fuente del poder que sana el pecado y la enfermedad.
El entendimiento espiritual es el medio por el cual se llega a percibir la unidad eterna existente entre el Espíritu y su perfecta expresión, el hombre. Este desarrollo espiritual acerca inteligentemente a la humanidad a la Verdad y muestra que la tal llamada mente mortal, la creencia de una mente opuesta a Dios, es la sola autora de todo lo desarmonioso. Pero debido a que Dios, la Mente divina, es Todo, omnisciente, omnipotente y omnipresente, la mente mortal es sólo una negación sin valor, existencia real ni poder, y sus fenómenos o efectos son todos ellos ilusorios. Lo verdadero y real no es lo que nos dicen los sentidos materiales sino lo que puede demostrarse por medio de la razón, la lógica, la intuición espiritual y la revelación.
El reconocer la Ciencia como cristianismo y el cristianismo como Ciencia fue otra de las exigencias que Mrs. Eddy hizo al mundo para que pudiera ejercerse el poder sanador del Cristo, no como algo sobrenatural, sino como una manifestación natural de la ley divina. Por medio de la curación, la Ciencia Cristiana logra reconciliar la razón con la revelación.
Con este caudal de riquezas espirituales, sentó las bases de una verdadera reforma religiosa, individual y colectiva a la vez. Cambió el carácter y forma de orar de meras peticiones humanas en comprensión espiritual. Como Guía del movimiento de la Ciencia Cristiana, reclamó de los seguidores del Maestro, Cristo Jesús, que tomaran posesión de las capacidades infinitas de la Mente para curar y eliminar toda clase de males. El único origen de estos males está en la creencia mortal, contrariando las verdades eternas y espirituales de la felicidad y la vida inmortal.
En la página 15 del libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, Mrs. Eddy dice lo siguiente respecto a la oración: “El olvido de sí mismo, la pureza y los sentimientos afectuosos son oraciones constantes. La práctica y no la profesión, el entendimiento y no la creencia, alcanzan el oído y la diestra de la omnipotencia y de seguro hacen descender bendiciones infinitas”.
Cuando comprendemos que la Verdad es Dios, el Ser omnipotente, omnipresente, omnisciente, desaparece la creencia en la existencia del mal, puesto que el espacio infinito está ocupado totalmente por el Espíritu y la creación es perfecta, tan buena y afectuosa como su Principio creador.
Hay un interesante incidente bíblico, muy conocido por los estudiantes de las Sagradas Escrituras. Ilustra un punto especial de la Ciencia Cristiana, a saber, que la limitación es una creencia, no un hecho, la cual permanece en nuestro camino sólo mientras admitimos la existencia de una supuesta mentalidad mortal opuesta a la Mente divina.
El incidente ocurrió al amanecer, algunos días después de la resurrección de Cristo Jesús. El Maestro se presentó ante siete de sus discípulos en las playas del mar de Tiberias preguntándoles si tenían algo para comer. Por la noche ellos habían entrado con su barca para pescar, pero sin resultado alguno. Al responderle que no habían pescado nada, Jesús les dijo: “Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis”. Y el relato continúa: “Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces” (Juan 21:6).
Esta facultad de indicar la manera correcta de satisfacer una necesidad humana, es un ejemplo de la capacidad espiritual manifestada por Cristo Jesús para demostrar la justicia divina en los asuntos humanos por medio de la obediencia a la ley moral y espiritual. Cuando señaló a sus discípulos el lado correcto en el cual echar sus redes, ¿no estaba indicando a todas las generaciones la necesidad de corregir nuestra manera de pensar para que percibamos todas las posibilidades para el bien, concedidas por nuestro Padre-Madre, Dios? Este nuevo sentido espiritual de dirección, fielmente seguido, nos muestra cómo, con humildad, podemos poner nuestra vida diaria a tono con las leyes divinas. Entonces la fe y la esperanza resplandecerán en el regocijado corazón cristiano y percibiremos la asistencia perfecta y eterna que nos dan la inteligencia, el poder y el Amor divinos.
Éste es el camino de la reforma y regeneración que Mrs. Eddy describe en la Ciencia Cristiana. Éste es el camino que ella alentó a seguir a los que están dispuestos a aceptar el Espíritu infinito como Dios, y al hombre como la emanación perfecta del Espíritu. En Ciencia y Salud (pág. 547) dice: “Las Escrituras son muy sagradas. Nuestro objeto debiera ser el contribuir a que sean entendidas espiritualmente, porque sólo por este entendimiento puede alcanzarse la verdad”.