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Siempre le estaré agradecida a...

Del número de octubre de 1971 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Siempre le estaré agradecida a mi amiga Científica Cristiana quien, cuando le pregunté cómo oraba, me obsequió un ejemplar de Ciencia y Salud por Mrs. Eddy, recomendándome que leyera el capítulo sobre la Oración. Leí ese capítulo y después puse el libro en un estante, donde quedó por un año sin tocar hasta que, debido a una enfermedad crónica, fui llevada a comenzar el estudio de esta hermosa religión.

Me hospitalizaron para hacerme unos análisis, y llevé conmigo un ejemplar de Ciencia y Salud. Durante el período de dos semanas que estuve en el hospital comencé a leer y a meditar sobre las verdades expuestas en dicho libro. Sané de una condición dolorosa y sin que se me suministrara ningún medicamento.

Cuando me dieron de alta en el hospital, mi marido me concertó una entrevista con una practicista de la Ciencia Cristiana. Durante dicha entrevista la practicista me explicó que Dios es Vida, Verdad y Amor siempre presentes. Me pidió que meditara sobre esta declaración de Ciencia y Salud: “La Verdad, la Vida y el Amor son las únicas demandas legítimas y eternas al hombre, y son legisladores espirituales, obligando a la obediencia por medio de estatutos divinos” (pág. 184). Esa misma tarde sané de un desorden interno del que había sufrido por largo tiempo y de un desarreglo en la tiroides. Regresé a mi casa y tiré las medicinas, y hasta el día de hoy me he apoyado en Dios para cada necesidad.

Luego de estas curaciones fui sanada del hábito de fumar al que había estado sujeta por veintitrés años, cuando oré, usando esta cita: “El lanzar bocanadas del detestable humo de tabaco, o mascar una hoja que no ofrece atracción natural a ninguna criatura excepto un asqueroso gusano, es por lo menos repugnante” (ibid., pág. 407). Nunca más quise ponerme a la altura de “un asqueroso gusano”. Al mismo tiempo desapareció también el hábito de beber en reuniones sociales.

Nuestros niños han sido sanados de heridas profundas producidas al caer de sus bicicletas, de impétigo, urticaria, trastornos estomacales y torceduras de tobillos.

Hace como dos años atrás, nuestro hijo menor fue atacado por dos perros. Como consecuencia, comenzó a tener fiebre muy alta. Estos pasajes de Ciencia y Salud produjeron una curación inmediata: “Que la ira de Dios se deshagora sobre Su Hijo bien amado es divinamente contranatural. Tal teoría es ideada por los hombres” (pág. 23). Mrs. Eddy se refiere a Cristo Jesús, pero la verdad de la declaración era aplicable para nuestro joven hijo, y el resultado fue la curación.

Mi gratitud por mi afiliación a La Iglesia Madre, a una iglesia filial, y por el grupo de Científicos Cristianos en el área de Saigón es infinita. Estoy agradecida por Cristo Jesús, por Mrs. Eddy y por todos los practicistas, dispuestos a inspirar y a curar.


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