Por medio del estudio de la Ciencia Cristiana he tenido muchas demostraciones del poder sanador de Dios y de la maravillosa operación de Su ley eterna de justicia. En una oportunidad, en una propiedad vecina donde estaba instalada una industria, habían colocado en la pared medianera que daba a mi dormitorio un aparato que funcionaba desde las once de la noche hasta las cinco de la mañana.
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