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Cómo proteger una conferencia

Del número de abril de 1973 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hace algunos años, una larga fila de personas esperaba que se abrieran las puertas de una iglesia donde se iba a ofrecer una conferencia sobre Ciencia Cristiana. La fila llenaba los escalones de entrada, y atravesando la acera llegaba hasta la calle. Al ver la larga fila, un transeúnte le dijo a su compañero: "¡Cuánta gente! ¡Estarán regalando regalando algo allí esta noche!"

Millones de personas sin prejuicios todavía no saben que existe un regalo, el regalo más inestimable del mundo: la Ciencia Cristiana. En un programa reciente de televisión, se le preguntó a un grupo de niñas cuáles eran sus metas en la vida. Una respondió: "Mi meta es llegar a saber qué es Dios realmente, si es una persona o es una cosa. Saber qué es Dios, en realidad". Las conferencias sobre la Ciencia Cristiana están revelándole a todos estos investigadores el concepto de un Dios viviente y omnipresente, en lugar del dios "muerto" de una teología anticuada. Dichas conferencias explican la verdad acerca de Dios, el bien, y Su perfecta creación.

Los miembros de una iglesia filial que ofrece una conferencia tienen que cuidar de no prestar atención desmedida a los aspectos físicos de los preparativos, y descuidar la preparación más importante de todas. Los miembros deben abrir sus corazones tanto como su edificio, a los enfermos y desalentados. Todas sus actividades concernientes a la conferencia deben estar acompañadas de gratitud ilimitada y de la expresión compasiva y tierna del Amor divino. Abrimos el camino a la dirección divina cuando escuchamos a Dios y no a la voluntad humana para que nos indique qué pasos dar al alimentar a Su rebaño; cuando aceptamos que Dios nos gobierne y obedecemos gozosos Sus indicaciones, y cuando nos esforzamos por llevar a la práctica Sus cualidades.

Expresar el Amor siempre presente es un factor poderoso para destruir las sugestiones agresivas que declaran que existen atracciones opuestas o disuasivas. En esta atmósfera de Amor reflejado, la voz callada y suave de la Verdad es más poderosa para atraer la concurrencia a las conferencias que todos los preparativos humanos, por importantes que estos sean. Podemos estar seguros de que ninguna condición atmosférica, por ejemplo, puede impedirle a quien desee concurrir, que esté presente en el lugar que el Amor le ha preparado para que reciba la bendición que le aguarda. Mrs. Eddy dice: "Todo lo que simule poder y Verdad en la materia, lo hace como una mentira afirmándose a sí misma, para que la fe de los mortales en la materia pueda tener el efecto de poder: mas cuando toda la maquinación resulta ser una mentira, se va todo su supuesto poder y prestigio" (Miscellaneous Writings — Escritos Misceláneos, pág. 334).

Es necesario saber que no existe apatía que nos impida hacer nuestro devoto trabajo metafísico para la conferencia. Negándonos diariamente a aceptar cualquier sugestión hipnótica del mal que diga que algo tiene poder para perjudicar el plan de Dios, manejamos toda sugestión agresiva del magnetismo animal e invertimos más fácilmente el cuadro falso con la realidad espiritual. Sabemos que nada puede limitar u obstruir la manifestación de una idea correcta.

El magnetismo animal es la fuente de toda forma de error, visible e invisible. En el Apocalipsis leemos: "Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego. Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra" (10:1, 2).

Mrs. Eddy escribe acerce del "librito" y del "ángel": "¿Contenía este mismo libro la revelación de la Ciencia divina, cuyo 'pie derecho', o poder dominante, estaba sobre el mar, — sobre el error latente, elemental, el origen de todas las formas visibles del error? El pie izquierdo del ángel estaba sobre la tierra; esto es, un poder secundario se ejercía sobre el error visible y el pecado audible". Y continúa: "La 'voz callada y suave' del pensamiento científico cruza continentes y océanos, hasta llegar a los términos más remotos del globo". Y más adelante agrega: "Entonces el poder de la Verdad es demostrado, — manifestándose en la destrucción del error" (Ciencia y Salud, pág. 559).

La mala práctica mental es una pretensión infundada que sostiene que las personas pueden influirse mentalmente entre sí, consciente o inconscientemente, con móviles erróneos. Esta sugestión atemorizante no debe ser temida sino destruida por la comprensión de que existe una sola Mente y de que esta Mente es Dios, el bien. Cuando se enfrenta una mentira reconociendo la presencia de la Verdad, pierde totalmente su supuesto poder. La manera de derrotar la mala práctica mental es reconociendo su irrealidad. De acuerdo con la Ciencia, no existe en realidad una mente mortal ni una mentalidad material que la produzca. La mente mortal no tiene presencia, ley, acción ni poder. No tenemos por qué temer aquello que sólo es una fabricación de mentiras.

Debemos enfrentar y eliminar compasivamente cualquier negación de la Verdad que puedan hacer quienes pertenecen a diferentes religiones. Oremos para saber que ningún mal puede dañar ni perjudicar las actividades espirituales basadas en el Principio divino. Creencias erradas han perseguido a la Ciencia Cristiana desde que Mrs. Eddy la revelara al mundo, pero han sido incapaces de detener la constante expansión de esta Ciencia. No asociemos el error con aquellos engañados por él, tenemos que separarlo y resistir el mesmerismo diabólico de sus pretensiones infundadas. El Apóstol Santiago dice: "Resistid el mal y huirá de vosotros" (Santiago 4:7). El error cade ante la comprensión de la armonía del Principio divino.

Cuando Cristo Jesús alimentó a las cinco mil personas, satisfizo las necesidades individuales de esa gran multitud. Se nos dice que todos "se saciaron" (Lucas 9:17). Del mismo modo, podemos esperar que la conferencia satisfaga la necesidad individual de curación y de ideas correctas que cada concurrente tiene. Confirmando con convicción y gratitud el poder, presencia y sabiduría del Amor divino manifestamos poder espiritual. En nuestro apoyo metafísico a la conferencia, expresemos todas las cualidades de pensamiento científico por el cual el Amor divino brilla con iluminación y curación. Podemos tener confianza total en la suficiencia del Amor divino para cambiar cualquier condición errónea. Podemos reconocer a Dios como el Principio perfectamente operativo, disponible para satisfacer toda necesidad.

De este modo inspiramos al transeúnte casual a hacer algo más que mirar con incertidumbre o curiosidad. Despertaremos en él un sentido espiritual que lo impulsará a entrar y ser bendecido. Una conferencia de la Ciencia Cristiana ofrece el pan sanador y satisfaciente de la Vida, y podemos ayudar a la humanidad a despertar a esta realidad.

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