Todos nosotros en alguna que otra ocasión nos hemos sentido presionados por fuerzas antagonistas. La adversidad puede que provenga de causas de carácter físico, sicológico, ambiental, o bien, económico, social, hereditario o de relaciones personales. Ahora bien, ¿hay alguna manera de huir de esto?
Todos tratamos de salir de problemas. Soportamos las cargas y cruces de la experiencia humana con toda la paciencia y buena disposición que nos es posible. Pero, ¿no hay acaso una manera más científica y eficaz de salir de las dificultades?
Del profeta Jeremías recibimos cierto discernimiento. Se acercaba el día en que Dios libertaría al pueblo de Israel de la cautividad, y el profeta dijo a los israelitas: "Huid de en medio de Babilonia, y librad cada uno su vida" (Jeremías 51:6).
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