“Una Vez más tenemos el gusto de anunciar la producción de otra extensión de nuestras actividades: la publicación de este nuevo Heraldo de la Christian Science en idioma español”, escribió la Administración Fideicomisaria de La Sociedad Editora de la Christian Science en el primer número del nuevo Heraldo trimestral, publicado en julio de 1946. “Su misión es servir a aquellos que anhelan conocer mejor a Dios y leer los mensajes espirituales de Verdad en un idioma que puedan entender claramente y así poner a su alcance los pensamientos sanadores del Amor divino”. “Glad Tidings”, El Heraldo de la Ciencia Cristiana, julio de 1946, Vol. 1, No 1, pág. 20.
El camino de este nuevo Heraldo fue similar a aquellos que mencionamos anteriormente en esta serie, pero tiene una nueva dimensión: hay muchos países de habla hispana, y ellos son muy diferentes geográfica, cultural y económicamente hablando. Lo que mucha gente tenía en común, y eso trascendía los límites geográficos, era un gran amor a Dios y un anhelo de tener conocimiento espiritual. Si bien sólo la traducción de Ciencia y Salud podía satisfacer totalmente ese anhelo, la nueva edición del Heraldo proporcionó alimento para el pensamiento, hasta que Ciencia y Salud fue traducido al español.
Ya desde 1933 comenzaron a recibirse pedidos para que se publicara una edición en español de El Heraldo de la Ciencia Cristiana. En respuesta, los Fideicomisarios autorizaron que se hiciera una encuesta para descubrir si había suficiente interés que justificara la publicación de dicha edición, pero no se sintieron alentados por los resultados.
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